Conforme es su costumbre a esta altura de los meses, la reputada revista National Geographic ha anunciado a los ganadores de su Concurso Fotográfico Anual, que premia a talentos (muchos, ignotos) del globo en tres categorías: vida silvestre, personas y lugares. De las más de diez mil imágenes ingresadas, resultó vencedor total Jassen Todorov –violinista de origen búlgaro, fotógrafo especialista en tomas aéreas– que capturó un cementerio de automóviles en el desierto de Mojave, en California: miles y miles de coches que fueron retirados tras descubrirse que habían sido diseñados para alterar las pruebas de emisiones exigidas por la Agencia de Protección Ambiental de los Estados Unidos. Primer premio, además, en la categoría “lugares”, recibió el coronado muchacho cinco mil dólares y, claro, la gran visibilidad que conlleva la lustrosa coronita. En el apartado “vida salvaje”, el puesto número uno fue para el fotógrafo Pim Volkers y su descollante imagen de ñus cruzando el río Mara, en Tanzania: capas de polvo y aguas levantadas a su paso, sombras y luces aportando a mística sensación. Y en la categoría “gente”, la fotografía de un fotógrafo –valga la redundancia– a punto de retirarse: tomada por Mia Collis, se trata de un retrato a David Muyochokera en su último día en su estudio de Kibera, en los suburbios de Nairobi, Kenia, tras 37 años de labor continua, a punto de cerrar porque “con los teléfonos con cámara, la demanda por su trabajo había disminuido”, según explicó Collis. Ella, vale mencionar, se ha hecho cargo del estudio y ha colgado la foto (premiada) de David (hoy fallecido) para honrar su laburo de décadas.