En un recital realizado en Mendoza, en 2005, el Indio Solari cantó en vivo “Pabellón Séptimo (relato de Horacio)”, una canción basada en el testimonio de un sobreviviente de la Masacre de Devoto, el nombrado Horacio, tomado del libro Crónicas de muertes silenciadas, del criminólogo Elías Neuman. El tema forma parte del álbum El tesoro de los inocentes (bingo fuel) de 2004. En el relato de Horacio se recuerda a Pablo, uno de los detenidos que fallecieron ese 14 de marzo de 1978. 

Entre las víctimas del incendio y la represión se encontraba también un amigo del Indio Solari, el cantante Luis María Canosa, detenido por tenencia de drogas, a quien recuerda en la canción “Toxi Taxi”, grabada en 1991 por Los Redonditos de Ricota. En el Pabellón Séptimo se encontraban los detenidos por infracción a la ley de Drogas, pero tres de ellos  estaban a disposición del PEN (Poder Ejecutivo Nacional), como era norma respecto de los presos políticos de la dictadura. Canosa estaba a disposición del PEN y su hijo abogado, Javier Canosa, le hizo un juicio indemnizatorio al Estado. 

Esta es la letra de “Pabellón Séptimo”:

¡Me asfixio! ¡Dios!

Pienso en mi cara… se está quemando, ahora, mi cara…

¡Dios!

Una explosion y los colchones se prenden fuego y

Nos quemamos vivos…

Quiero salir, quiero escapar, las puertas siguen encerrojadas.

El pabellón… en un segundo se nubló todo y ya no vemos nada más…

Pruebo trepar hasta un ventanal buscando el aire y me balean fiero

Viejita, amor, hijas y amigas, buscan noticias en la

Puerta, ahí fuera…

Tiempo después, escucho aún el ruido de loco de los paloteros

Buscan así baldosas flojas donde escondemos tesoro y miserias

¡Pobrecito!... Pobre “el cebolla”, 

no pudo más,

Se degolló por miedo

Nadie es capaz (¡No pueden borrar mis recuerdos!)

Nadie es capaz de matarte en 

mi alma.

¡Y así te dan! así te quiebran!

Así te dan por culo allí… sin más

Por esa vez la Vieja Cosechera

Vino por mí y no quiso besar mi vida.

Estoy herido, estoy quemado

Voy en camilla por el Salaberry

Voy a tratar de hacer conducta aquí

Para rajar antes que mis pulmones

Si va a pasar algo conmigo

Quiero que sea en libertad… 

¡Allá afuera!

¡Y nada máas! ¡Irme y nada más!

No quiero ver más gruesa del llavero

Ni mirar la pared si el pasarela grita

Para tapar los quejidos y lamentos

¡Ya nunca más!

¡Y nunca ya voy a olvidarte, Pablo… nunca!