Una infografía a una página del diario Clarín informa sobre “Los Procesados y su rol en la organización”, refiriéndose a la apodada “causa de los cuadernos”. El primero es el presidente Néstor Kirchner, fallecido hace más de ocho años. Los sistemas penales, desde hace siglos, no persiguen a las personas muertas, pero la Argentina se propone como excepción. Clarín informa mal en cierto sentido… pero con sinceridad.
La persecución judicial se ensaña con la principal fuerza opositora. El objetivo central es desacreditar a la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, restarle apoyo popular, en el borde encarcelarla.
La Cámara Federal confirmó las advertencias de PáginaI12: le dejó un hermoso regalito navideño al presidente Mauricio Macri. Confirmó el procesamiento con prisión preventiva de Cristina mientras reducía los cargos contra los angelicales empresarios del establishment. Minga de asociación ilícita, solo cohecho activo. Menos pena potencial, nula prisión, toda la familia presidencial podrá celebrar las fiestas con los suyos. Los popes de Techint alzarán su copa. Es tiempo de concordia (relativa y acaso transitoria) entre cofrades.
La Cámara advierte que se ha omitido el registro técnico de las “confesiones” de los arrepentidos, recaudo legal establecido por motivos evidentes hasta para un profano. No se cumplieron las reglas, caramba. A sus Señorías les importa hasta ahí, apenas para comentarlo, como una sentencia fuera solo una charla de café. no declaran nulidades, no exigen cumplir con las garantías: conceden pleno crédito a prueba contaminada.
Hay que escarbar mucho en la historia para dar con tamañas denegaciones de derechos, difícil hallarlas desde la recuperación democrática.
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La pata judicial de Cambiemos cumple a satisfacción su trabajo sucio. La Ejecutiva impulsa juicios políticos contra magistrados con criterio propio. Los denuncian por los contenidos de las sentencias, praxis repudiada por la mejor jurisprudencia.
Ahora le toca en suerte a los camaristas laborales Enrique Arias Gibert y Miguel Rodríguez Brunengo. Osaron declarar ilegales los despidos masivos en Télam, consumados sin cumplir con las exigencias de las normas laborales.
En general esa variante de la Inquisición no prospera porque los representantes de jueces, academias y abogados le ponen coto. Guardan recuerdos de lo que aprendieron (y algunos enseñaron) en la facultad. Pero el sistema democrático se degrada día a día en la región, en la Unión Europea y en nuestro país. Todo puede ocurrir, en particular lo peor.
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El mejor argumento de quienes bregan por la reelección de Macri es el peligro “populista”.
De su gestión, mejor ni hablar. La economía real depara solo aflicciones (para la gente común, se entiende). Se cierran colegios nocturnos en la Ciudad Autónoma, el distrito más próspero del país. Se desfinancia al Conicet y al Equipo Argentino de Antropología Forense. La industria cae a pique, el desempleo aumenta. La estanflación se prolonga. El riesgo país se dispara. Lo único que crece son las perspectivas de una corrida cambiaria.
Así las cosas, los jefes de campaña del macrismo habitan Comodoro Py. Nutren de argumentos al Gobierno que ansía contrapesar con ellos el empobrecimiento masivo de los argentinos. Quién le dice, tal vez el año próximo, jueces y fiscales salgan a timbrear mientras siguen prestando otros servicios.