Desde Roma
Dos mensajes del papa Francisco, uno para la 52 Jornada Mundial de la Paz que se celebra el 1 de enero, y el otro de Navidad dirigido a la curia romana, son tal vez la mejor síntesis de los problemas que ha vivido este año la Iglesia pero también de los principios y valores a nivel social que el pontífice ha subrayado insistentemente durante todo el 2018.
“Este año, en el mundo turbulento, la barca de la Iglesia ha vivido y vive momentos de dificultad, y ha sido embestida por tormentas y huracanes”, dijo el papa en su discurso de Navidad el 21 de diciembre, ante cardenales, obispos y sacerdotes. Francisco dividió las alusiones de su discurso entre “aflicciones” por el dolor que provocan, y “alegrías”, colocando en el primer grupo a la dura situación de los migrantes, los niños que mueren de hambre, la pobreza, la violencia contra las mujeres, las torturas, las guerras. También incluyó entre las “aflicciones” los abusos de poder, de conciencia y sexuales dentro de la Iglesias.
Hay muchos “ungidos del Señor” que “abusan de los débiles valiéndose de su poder moral y de la persuasión. Cometen abominaciones y siguen ejerciendo su ministerio como si nada hubiera sucedido”, dijo Francisco. “Está claro que la Iglesia no se cansará de hacer todo lo necesario para llevar ante la Justicia a cualquiera (así destacado en el texto original) que haya cometido crímenes. La Iglesia nunca intentará cubrir ningún caso”, agregó el pontífice aludiendo a los que dentro de la Iglesia, por “superficialidad espiritual y humana” han tratado muchos casos sin la “debida seriedad y rapidez”. En este contexto agradeció a todos los periodistas “que han tratado de desenmascarar a estos lobos” porque la Iglesia pide que “no se guarde silencio” sobre estos casos ya que “el mayor escándalo es encubrir la verdad”.
Entre las “alegrías” colocó el sínodo sobre los jóvenes que se hizo en octubre y los pasos dados en la reforma de la curia , especialmente los referidos a la transparencia en materia económica.
En el mensaje para la Jornada Mundial de la Paz, difundido el 18 de diciembre, tal vez para abrirle los ojos y la cabeza a mucha gente, el papa abordó entre otros puntos el sentido de una democracia auténtica, el rol de los políticos, la corrupción, la xenofobia, el racismo, la super explotación de los recursos naturales, el desprecio por los que se han tenido que ir al exilio. Francisco no perdió la oportunidad de hacer además una indirecta referencia a un tema candente en Europa –y en Estados Unidos– donde algunos gobiernos, incluida Italia, se las han agarrado seriamente con los migrantes, como si ellos fueran la causa de todos sus males. “Vivimos en estos tiempos en un clima de desconfianza que echa sus raíces en el miedo al otro o al extraño, en la ansiedad de perder beneficios personales y, lamentablemente, se manifiesta también a nivel político, a través de actitudes de clausura o nacionalismos que ponen en cuestión la fraternidad que tanto necesita nuestro mundo globalizado”, escribió el papa. Y agregó: “ No son aceptables los discursos políticos que tienden a culpabilizar a los migrantes de todos los males y a privar a los pobres de la esperanza. En cambio, cabe subrayar que la paz se basa en el respeto de cada persona, independientemente de su historia, en el respeto del derecho y del bien común, de la creación que nos ha sido confiada y de la riqueza moral transmitida por las generaciones pasadas”.
Un Papa cada vez más preocupado por los migrantes, por el aumento de la pobreza en el mundo , por la paz y los problemas que está viviendo la Iglesia, no ha dejado de ser criticado por algunos sectores conservadores de cardenales y prelados, que los acusan de ser demasiado progresista. Este año además se agregaron las durísimas críticas lanzadas por el ex nuncio (embajador) vaticano en Estados Unidos, Carlo Maria Viganó. Se habló incluso de un “intento de golpe de estado” en el Vaticano, dado que el arzobispo Viganó, en una carta de 11 páginas, pedía la renuncia del papa - hecho inaudito - y de los cardenales responsables, según él, de haber cubierto al cardenal estadounidense Theodor McCarrick, acusado de haber tenido relaciones sexuales con seminaristas y sacerdotes. Según algunos expertos vaticanistas, detrás de Viganó había parte de la conferencia episcopal estadounidense interesada en boicotear al papa Francisco, muy afectada por lo que sus miembros están viviendo.
Abusos por el mundo
El caso mencionado por el ex nuncio fue uno de los cientos de casos de abusos sexuales por parte de miembros de la Iglesia que salieron a relucir en estos últimos años en países como Chile, Irlanda, Estados Unidos –300 sacerdotes acusados sólo en Pennsylvania– y Australia, entre otros, impulsados en parte por las nuevas directivas vaticanas basadas en “tolerancia cero”. Pero todavía queda mucho por descubrir, según los expertos que miran con mucha expectativa, sin embargo, el encuentro de los representantes de las conferencias episcopales de todo el mundo que en febrero se reunirán en el Vaticano para discutir sobre los abusos sexuales.
Otro tema que este año acaparó la atención del papa y de los católicos y no católicos fue el Sínodo de Obispos dedicado a los jóvenes, donde por primera vez un grupo de 34 jóvenes participaron, escuchando y hablando ante los obispos que abordaron temas delicados como sexualidad, abusos, homosexualidad, uso del Internet, rol de la mujer en la Iglesia, entre otros.
El documento final, en sus 167 puntos, abordó el tema de los abusos, pero no sólo sexuales sino también económicos y de poder y por eso pidió a las autoridades de la Iglesia una “rigurosa adopción de medidas de prevención que impidan el repetirse de estos hechos”, partiendo de una correcta selección de las personas a las que serán confiadas “tareas de responsabilidad y de educación”.
En cuanto a las ventajas y desventajas del uso de Internet, el texto sinodal dijo que “los medios digitales pueden exponer a riesgo de dependencia, de aislamiento y de progresiva pérdida de contacto con la realidad, obstaculizando las relaciones personales auténticas” y pueden dar pie a formas de cyber acoso, pornografía, o explotación de las personas a nivel sexual. Sobre la mujer el rol (o mejor dicho “No rol”) de la mujer en la Iglesia, se pidió un cambio en la práctica, permitiendo una mayor participación de la mujer en los órganos de la Iglesia y a nivel decisional. En relación a la sexualidad, el texto presentó como “urgente” la búsqueda de un nuevo camino formativo para proponer a los jóvenes, porque muchos se alejan de la Iglesia por su “obsoleto” modo de pensar respecto a las relaciones sexuales. Aunque el texto no se refirió directamente a la comunidad LGBT, habló de las distintas “inclinaciones sexuales” reiterando que “Dios ama a cada persona, y así hace la Iglesia, renovando su compromiso contra toda discriminación y violencia de base sexual” y consideró “reductivo definir la identidad de las personas únicamente por su orientación sexual. “Quisiera decirles a los jóvenes, en nombre de nosotros adultos: perdonen si a menudo no los hemos escuchado, en vez de abrirles el corazón les hemos llenado las orejas”, dijo el papa durante la misa celebrada en la basílica de San Pedro como conclusión del Sínodo.
Un evento en la plaza de San Pedro que recordarán por mucho tiempo los católicos latinoamericanos, fue la canonización que celebró Francisco de dos personajes emblemáticos de las décadas de 1960 y 1970: el papa Paulo VI gestor del Concilio Vaticano II que reformó la Iglesia, y el arzobipos de San Salvador, Oscar Arnulfo Romero, asesinado por sectores de la ultraderecha salvadoreña mientras celebraba misa, por ser considerado un izquierdista.
Francisco realizó este año cuatro viajes al exterior, a Chile y Perú en enero, a Ginebra (Suiza) en junio, a Irlanda en agosto y a Lituania, Letonia y Estonia en septiembre. Uno de los más problemáticos fue la visita a Chile, donde ya habían salido a relucir numerosos casos de abusos sexuales y una frase del papa, donde pedía “pruebas” para poder condenar a los acusados, no fue muy bien recibida. Francisco luego invitó a tres de las víctimas a Roma, envió una comisión presidida por el arzobispo Charles Shikluna para investigar la situación y finalmente convocó a toda la conferencia episcopal a Roma donde le presentaron la renuncia en masa. El papa fue aceptando poco a poco la renuncia de varios de esos obispos. Los casos de miembros de la iglesia investigados por la justicia en Chile sumaban más de 150 en julio pasado, 42 de ellos ya fueron condenados.