El presidente de EE.UU., Donald Trump, anunció ayer que el general James Mattis dejará su puesto como secretario de Defensa el próximo 1 de enero, en vez de a finales de febrero, y que su actual “número dos”, Patrick Shanahan, pasará a dirigir el Pentágono de manera provisional.
“Estoy encantado de anunciar que nuestro muy talentoso subsecretario de Defensa, Patrick Shanahan, asumirá el título de secretario de Defensa interino a partir del 1 de enero de 2019. Patrick acumula una gran lista de logros como subsecretario y previamente en Boeing. ¡El será genial!”, dijo Trump en Twitter.
Shanahan, que asumió el puesto de subsecretario de Defensa en julio de 2017, trabajó durante años para el fabricante de aviones estadounidense Boeing.
Según el diario The New York Times, que cita a funcionarios de la Administración, el mandatario se siente frustrado por la cobertura mediática que recibió la carta de renuncia de Mattis y, por eso, decidió deponerlo antes del 28 de febrero, fecha en la que tenía previsto dejar el Ejecutivo.
En su carta de renuncia, Mattis hizo una férrea defensa del sistema de alianzas de EE.UU. en el mundo y opinó que Washington debe “tratar a sus aliados con respecto”, así como ser “resuelto e inequívoco” en la forma en que lidia con sus competidores, entre los que mencionó a China y Rusia.
Cuando el mandatario leyó esa misiva por primera vez no se dio cuenta de la fuerza de las palabras de Mattis, según dijo un funcionario a The New York Times.
De esa forma, en un primer momento, Trump elogió a Mattis y dijo en Twitter: “El general Mattis fue de gran ayuda para mí a la hora de lograr que los aliados y otros países paguen su parte de obligaciones militares. Un nuevo Secretario de Defensa será nombrado pronto. Agradezco mucho a Jim su servicio”.
Sin embargo, el mandatario fue sintiéndose cada vez más frustrado ante la cobertura de los medios de comunicación, que han retratado a Mattis como el “guardián” que mantenía el orden en la Casa Blanca y evitaba que Trump implementara sus planteamientos más aislacionistas en política exterior.
De hecho, los diarios The Washington Post y The New York Times publicaron este fin de semana editoriales en los que criticaban la salida de Mattis. El editorial del Post se titulaba “Las últimas líneas de defensa frente a Trump”, mientras que el rotativo neoyorquino avisaba de “Trump después de Mattis”.
El presidente reaccionó a esas críticas el sábado por la noche con un mensaje en Twitter en el que presumía de haber dado “una segunda oportunidad a Mattis” después de que fuera despedido por el entonces presidente Barack Obama como jefe del Mando Central del Pentágono, que controla las operaciones en Medio Oriente.
Entonces, Mattis abogaba por una política de mano dura con Irán, país con el que Obama firmó un pacto para evitar el desarrollo de armas nucleares.
La renuncia de Mattis se produjo el jueves, justo después de que la Casa Blanca anunciara la retirada de los 2.000 soldados estadounidenses desplegados en Siria como parte de una coalición internacional y, también, el repliegue de 7.000 de los 14.000 militares que tiene en Afganistán.
A la decisión de Mattis, le siguió la dimisión del enviado especial de EE.UU. para la coalición contra el Estado Islámico (EI), Brett McGurk, en protesta por la retirada de Siria.
Preguntado por esas renuncias, el portavoz del Pentágono, el coronel Rob Manning, se limitó a recordar que “el secretario de Defensa sirve al placer del presidente”, de forma que el jefe del Ejecutivo puede deponerlo cuando quiera, y aseguró que el Departamento de Defensa “sigue enfocado en la seguridad nacional”.
Shanahan asumirá el puesto de secretario de Defensa en un momento crítico para la estrategia de EE.UU. en Medio Oriente, región en la que otras potencias, como Rusia y China, luchan por la hegemonía.
Nacido en 1962 en el estado de Washington, Shanahan ocupará el cargo de manera provisional, ya que Trump no ha dicho si quiere que sea permanentemente su secretario de Defensa, algo para lo que sería necesaria la confirmación del Senado.