A 36 años de la guerra de Malvinas, el hallazgo de restos de una de las historietas de su autoría en lo que fue un bunker argentino al noreste del monte Tumbledown, donde la noche del 13 al 14 de junio de 1982 se desarrolló el combate que puso fin al enfrentamiento, se traduce en lágrimas en la casa del dibujante Gerardo Canelo. “Sorprendido y agradecido por semejante regalo”, escribe al ver la foto en redes sociales. “¿Quién o quiénes leyeron esa revista nada menos que en nuestras Malvinas y en medio de aquella guerra? ¿Qué será de la vida de él o de ellos?”, se pregunta.

La circulación de fotos de hojas amarillentas y arrugadas de lo que fue una revista de historietas, hallada en las Malvinas, derivó en un rápido intercambio entre dibujantes en redes sociales, que permitió dar con el autor. “Fue mi primera historieta publicada por editorial Columba”, recuerda Canelo en diálogo con PáginaI12.

“Apareció en la revista Fantasía, número 136, de febrero de 1970, doce años antes de que algún muchacho la leyera en Malvinas. La historia era la adaptación de la película Estación polar Zebra, donde trabajaba Rock Hudson, Ernest Borgnine y Patrick McGoohan. Recuerdo que fui al cine y tomé apuntes en la oscuridad para sacar documentación. Transcurre en la Guerra Fría, es sobre un submarino que va por abajo de los hielos del Artico. En ‘adaptación’ figura Fred W. Swymour pero su nombre real era Alfredo Grassi, que falleció este año”, relata.

“Esas revistas también fueron otro refugio para nuestros soldados, un lazo emocional con sus hogares, con sus historias, con sus identidades”, reflexionó el dibujante Esteban Tolj, al difundir la foto del hallazgo. “¡Qué hermoso, papá! Estuviste ahí, habilitando un recreo entre tanto dolor”, lo mimó su hija Brenda Canelo.

En plena guerra, Canelo recuerda que al final de una historieta de “Rocky Keegan” agregó unas palabras dirigidas a los soldados, pero la editorial las eliminó. “No recuerdo la frase exacta y no tengo copia porque no tenía plata para fotocopias. Puse algo así como ‘gloria a los soldados que defienden nuestra dignidad en Malvinas’. Por mi forma de ser tiendo a pensar en soldados, no en oficiales. Pero no me lo borraron por eso: la editorial no permitía ese tipo de descripciones por parte de los dibujantes”, explica quien durante quince años fuera el ilustrador de “Alan Braddock”, también en la revista Fantasía.

–¿Qué le generó ver la imagen de sus dibujos en un bunker de Malvinas?

–Se nos cayeron las lágrimas, también a mi señora. Fue una emoción pensar cómo llegó esa historia hasta ahí doce años después –confiesa y arma su hipótesi–. Las historietas de Columba tuvieron siempre fácil acceso, posiblemente enviaban paquetes a cuarteles, cárceles y otros lugares, porque la editorial tenía una ideología conservadora, reaccionaria, clerical. Existió unos 70 años y dio mucho trabajo a los dibujantes, son pocos los que no pasaron por Columba, que editaba dos revistas semanales que vendían entre 100 y 150 mil ejemplares. Con las ocho revistas rondaba el millón de ejemplares a fin de mes.