Cada día le cuesta más al fútbol argentino formar jugadores que aspiren a los primeros planos. Apenas despuntan, mercados económicamente muy poderosos los seducen con contratos irrechazables y los juveniles emigran, aunque el destino adonde lleven su talento no les garantice completar una formación futbolística que a los veinte años seguro quedó incompleta.
Con esas dificultades a cuestas, los clubes argentinos echaron mano de jugadores más experimentados, algunos que llegaron buscando un lugar para mostrar los últimos destellos de trayectorias brillantes. Los técnicos se apoyan en ellos para darle forma a la famosa columna vertebral cuya consolidación hace al buen funcionamiento que se pretende.
Ejemplos de esta realidad cruzan transversalmente a todos los clubes de Primera. Vale empezar la mirada a este panorama con River, donde Leonardo Ponzio, con 36 años, cumple el rol de capitán, además de referente, y a partir de él, Marcelo Gallardo desarrolla estrategias que indefectiblemente debe variar cuando el cinco no está.
No queda a la zaga el clásico rival Boca, que cuenta con Carlos Tevez (34), aunque el Apache tuvo pocas chances de lucirse en los partidos decisivos del año xeneize. Aunque su voz en el vestuario y su liderazgo en el club quedaron ratificados después de la dura derrota en la final de Madrid. Tevez fue tal vez el único que alzó la voz para reclamarles a sus compañeros y a los hinchas boquenses levantar la cabeza y empezar de nuevo para ir por la revancha.
Siguiendo con los clubes grandes es insoslayable señalar el predicamento de Lisandro López (35) en Racing, puntero de la Superliga con su capitán en una gran versión. En la vereda de enfrente, el Rojo no tiene un hombre de tanta veteranía desde la edad, pero a los 31 Emmanuel Gigliotti desparrama la sabiduría que supo colectar a lo largo de una carrera que lo llevó por muy diferentes latitudes. También en San Lorenzo refulge un veterano como Fernando Belluschi, quien con 35 años tuvo una temporada con poca acción por una lesión.
Un recorrido federal para descubrir más veteranos decisivos debe pasar por Talleres de Córdoba, donde se destaca Pablo Giñazú (40). En Tucumán hay que mencionar a Luis “Pulga” Rodríguez (33) si se habla de Atlético y de Claudio Bieler (34) si se trata de San Martín. En Entre Ríos está el arquero más veterano de la Primera División: Sebastián Bértoli (41), cinco menos que los de Luis Ardente (San Martín de San Juan) y Luciano Pocrnjic (Aldosivi). Otro arquero longevo está en Santa Fe y lo tiene Unión: Nereo Fernández (39). Claro que en esa provincia sobresale Adrián Bastía (40), que la sigue peleando en el mediocampo de Colón.
Pegando la vuelta a Buenos Aires hay que detenerse en Banfield, con tres mosqueteros veteranos decisivos: Renato Civelli (35), Darío Cvitanich y Jesús Dátolo, ambos con 34 años. Siempre por la zona sur, Estudiantes se nutre con Mariano Pavone y Pablo Lugüercio, de 36, mientras que en el Bosque, Santiago Silva (38) ha recuperado vigencia con sus goles.
No se puede cerrar el racconto sin pasar por Liniers, donde Fabián Cubero ha llegado a los 40 años, en un Vélez que apostó a los juveniles. La nómina de veteranos decisivos puede cerrarse con Leonardo Pisculichi (34) en Argentinos Juniors, Carlos Luna (36) en Tigre, Israel Damonte (36) en Huracán y Néstor Ortigoza (34) en Central.