En estas horas de tristezas que ahogan comparto desde el mismo fondo la mala nueva: murió Osvaldo Bayer, amigo y compañero de irrenunciables gestas y humanísticas, libertarias; lo justo y lo digno; ética y belleza de la mano, así era su mundo. Sin más palabras que se enfrían vayamos al hueso: exijo en su digno nombre libertad a los presos y presas políticas de la Argentina. En todas las dictaduras, a todos los autoritarios se lo hemos exigido. “Navidad sin presos políticos” brilla en la memoria histórica. Seguimos navegando querido Osvaldo. A Barlovento, a Barlovento. Y vos allí en la proa, tu lúcida fuerza nos impulsa y guía. Dejaste huella.

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