En las Olimpíadas barriales número 13, el equipo de fútbol de Las Safinas, que en esta ocasión representa a la provincia de Santa Fe, se da el gusto de lucir sobre sus pechos el gráfico de un mural que fue cuatro veces borrado de las paredes de su ciudad (hasta que finalmente logró ser hecho con venecitas y todos los chiches en Avenida Illia y Sarmiento). El mural reza “Rosario libre de lesbofobia” y las jugadoras del equipo, lesbianas, bisexuales y heterosexuales, se lo hicieron estampar en sus remeras para ir a mostrar el lema orgullosas al campo de juego. Estas Olimpíadas, que empezaron el 24 y finalizan el domingo, tuvieron como sede elegida a Mar del Plata, una ciudad que se transformó en nada feliz para las lesbianas y las mujeres en general a partir del Encuentro Nacional de Mujeres de 2015 en el que la represión policial dejó su huella imborrable. “Nos parece importante ir después de tantas muestras de odio a las lesbianas. Nuestra idea también es activar en la playa y probablemente organicemos una besada. Somos 36 las que vamos. Algunas todavía no conocen el mar y eso también es un derecho”, comentó a Soy la presidenta de la organización rosarina, María Eugenia Sarrías. Para ella, el futbol tiene en su historia la marca de la integración porque “apenas empecé a activar, una de las acciones que teníamos en Las Safinas era ir a un parque a jugar a la pelota y esa fue la forma en que integré a mis hijos a esta nueva vida”. En estas épocas, también se trata de integración en varios sentidos, tanto de las diferentes identidades sexuales que conviven en este equipo, como del activismo lésbico y el campo popular en el que todavía resulta necesario un trabajo lgbti de base: “Llevamos materiales de difusión de derecho que habla de las leyes, matrimonio, ley de reproducción, de identidad de género, hay mucha gente que no sabe que tiene estos derechos. Para nosotras lo interesante es estar ahí con las compañeras que en un torneo anterior en el que ganaron, recibieron abucheos y les dijeron tortas de mierda y todas esas cosas”, cuenta Sarrías. Se trató de las Olimpíadas número 12 en las que Las Panteras, el invencible equipo del que formaba parte la mediocampista y actual DT, Nadia Moyano, salió campeón. Hace más de una década y media que Nadia viene profesionalizándose junto con una cuarta parte de este equipo que en 2016 fue invitado a participar de un evento deportivo en Venado Tuerto, donde se produjo el affaire Safinas y las activistas terminaron ofreciéndoles que las representaran en las presentes olimpíadas. En aquél encuentro -organizado también por Las safinas, pero con sede en esa localidad- se buscaba visibilizar la discriminación a Evangelina, una jugadora de hockey trans a la que le fuera impedida la inscripción a un equipo femenino. “Para estas olimpíadas nos entrenamos muchísimo. La expectativa mayor es traer el campeonato a la provincia y que el futbol femenino cobre más importancia -dice Moyano-. Brasil o EEUU tienen una excelente selección porque las chicas son pagas y es diferente. En cuanto a lo social, nuestro objetivo es poder demostrarle a la sociedad que más allá de lo que hagas de tu vida no dejás de ser una persona capaz. El trabajo en equipo es mejor siempre. Lo bueno sería que no haya más discriminación, eso es lo que queremos lograr con estas acciones”. Que así sea, por lo menos en Mar del Plata. Sería un golazo.