Las ventas de juguetes para las fiestas de fin de año registraron una caída del 19,8 por ciento medidas en cantidades frente a la temporada de 2017, informó ayer la Cámara del Juguete. En línea con la realidad del comercio minorista, todos los segmentos del rubro de juguetes tuvieron fuertes bajas en relación al año pasado en un momento del año que suele ser clave para encarar el receso veraniego. A pesar de la reapertura de algunas paritarias y el bono de fin de año decretado por el Gobierno nacional, el consumo quedó atrapado en la caída del poder adquisitivo. Se calcula que el salario real promedio registrado del sector privado se ubica un 13,3 por ciento por debajo del nivel que tenía cuando comenzó su mandato Mauricio Macri.
El juguete junto a los textiles, calzado, marroquinería, algunos segmentos de la metalmecánica y de alimentos y bebidas, entre otros, son sectores que dependen de la marcha del mercado interno, emplean mano de obra y sufren las importaciones baratas, especialmente desde Asia. Se trata por lo tanto del eslabón más fino de la estructura industrial, que tambalea cuando las condiciones macroeconómicas le son adversas.
El juguete cuenta en el país con unas 200 fábricas. En los últimos años, la industria nacional alcanzó un 50 por ciento de participación del mercado a partir de las inversiones y de un mercado protegido a las importaciones. Según datos de la cámara, la industria empleaba a 500 personas en 2001 y pasó a 10 mil el año pasado. “En el trascurso del 2018 no se han perdido puestos de trabajo de manera significativa pero se cortaron horas extras y los turnos rotativos y hay fábricas que no abren dos o tres días a la semana para reducir los costos fijos que se dispararon con el aumento de las tarifas de los servicios”, dice la Cámara. Prácticamente la totalidad de las ventas del sector se realizan entre el Día del Niño, Navidad y Reyes. En agosto, las ventas del Día del Niño subieron 1 por ciento medidas en cantidades contra el año pasado gracias al plan Ahora 3 de cuotas sin interés. Sin embargo, ese dato escondió un comportamiento de mercado que tuvo incidencia en el resultado productivo del sector.
Damián Mondrik, de la empresa que fabrica Top Toys, explicó a este diario que “el año es muy malo, se habla de una caída del 40 por ciento promedio en cantidades durante la segunda parte del año. Lo que pasó fue que la Navidad del año pasado no fue mala y había expectativa de tener un buen año. Por hubo muchos importadores que se lanzaron a traer mercadería esperando un crecimiento del 30 por ciento del mercado. Pero mientras la mercadería importada ingresaba, comenzó el proceso devaluatorio. Lo que pasó entonces es que el mercado tiene stock para dos años con precios que encima son demasiado altos para el poder adquisitivo actual. Las jugueterías se quedaron con mucho stock y no compraron a las fábricas”.
La Cámara del Juguete detalló que “en estas fiestas todos los segmentos han presentando retrocesos debido a la recesión que está atravesando la economía argentina. Las ventas de juguetes de primera infancia cayeron un 16,8 por ciento, en línea con la caída en didácticos y material educativo, juegos de mesa, autos, camiones y motos. Peor desempeño tuvieron rompecabezas, instrumentos musicales de juguete y juguetes con radio control y motor incorporado, con caídas de entre 20 y 30 por ciento.
Las importaciones de juguetes de enero a noviembre tuvieron en kilogramos una suba del 18 por ciento interanual, a pesar del achicamiento del mercado. “Durante la gestión del actual gobierno las importaciones han aumentado el 90 por ciento en Kilogramos netos”, dice la Cámara.