El cuento por su autor

Cada tanto, la parisina del cuento regresa de París, visita con su amado a amigos y parientes. Entrego este cuento, en estos días, en que vamos otra vez a vernos. Encuentro/desencuentro/reencuentro he visto muchos. Algo así les sucedió a estos amigos, a los que les dediqué el cuento: la recuperación amorosa de cierto pasado de alto voltaje, sin embargo tan fugaz como olvidado. Yo quería escribir un cuento de amor, no un amor liso y llano sino –como suele presentarse– con algunos contratiempos. La certera frase de Wieslawa Szymborska acerca de la vida abierta a lo imprevisible, me señaló la puerta.

Me parece que finalmente salió un cuento sobre lo que irradian, más allá de toda lógica, dos cuerpos. Y sobre el exilio que  atravesó a mi generación,  a los que se fueron y a los que nos quedamos. Y sobre los innumerables atajos que no tomamos o –en algunas ocasiones, por eso mismo que dice la polaca– recuperamos. Y tal vez, ¿por qué no?, una visita a ese sueño europeo que tanto añorábamos cumplir, resumido en una frase de época de una madre a su hija: ¡te has vuelto una parigina!

Este cuento está incluido en No a mucha gente le gusta esta tranquilidad (Random House, 2017)