"Vigil fue injustamente maltratada y se está recuperando", aseguró ayer Albino Serpi, uno de los impulsores de la rifa de la biblioteca, que declaró de manera apasionada en la última audiencia del año en la causa Feced III. A la frase de "algo habrán hecho" que se empezó a escuchar tras el golpe de estado de 1976, Serpi respondió con una ironía: "Caramba que se hizo mucho", dijo. En ese sentido, se consideró un trabajador social, como lo hizo el primer presidente de Vigil, Augusto Duri, en su declaración de la semana pasada como querellante con la APDH. Serpi aseguró que "da impotencia" el destrozo que se hizo tras la intervención del proyecto en el que muchos y muchas "dejaron la vida para hacer un bien popular".

En su relato, contó que empezó en 1950 en la biblioteca de la vecinal de barrio Tablada. "En 1953 se nos convocó para formar una sub-comisión". En 1956 comenzó a trabajar con Duri. Lo invitaron y fue "un hallazgo" con su idea de la venta de la rifa en cuotas. "Los premios respondían a la necesidad del barrio", recordó.

El hombre reveló que el proyecto de la Vigil "no fue obra de un iluminado, sino que fue algo colectivo. Molestaba mucho ese trabajo. En Buenos Aires se hablaba del 'milagro rosarino'. Trabajamos para la educación y la cultura popular", señaló sobre el proyecto que "quedó trunco" tras la intervención de la patota de Feced, el 25 de febrero de 1977. "No era algo normalizador, como dijeron, para restablecer las finanzas. Fue una cuestión política", aseveró.

Al testimonio de Serpi, frente al Tribunal Oral Federal N° 2, le siguieron el de exalumnos y exalumnas, como wanda Donato, cuya declaración fue "en espejo" con lo que dijo Serpi, pero "desde la mirada de una estudiante", rescató la abogada querellante de APDH, Gabriela Durruty.