Todo el año es Navidad 7 puntos

(Argentina, 2018)

Dirección y guión: Néstor Frenkel.

Música: Gonzalo Córdoba.

Fotografía: Diego Poleri

Reparto: Ricardo Castro, Oscar Brimanti, Fabián Orce, Walter Ceni.

Duración: 76 minutos.

Sala: El Cairo, hoy a las 18.

 

 

 

"Alguien medio en chiste y en serio dijo que lo hago es antropología lúdica. Me gustó esa definición, la tomé para mí. Me gusta retratar personas, estar frente a ellas con una cámara y jugar a ver qué pasa, ver cuál es esa escena que sucede con esa persona mientras es filmada", le dice Néstor Frenkel a Rosario/12.

La antropología lúdica acerca de manera precisa al cine de Frenkel, y para el caso de Todo el año es Navidad lo hace como manera de precisar un pleito límite entre la persona y el personaje. En verdad, esta es la situación que acontece con cualquiera que se sabe observado: ¿dónde termina la persona, dónde comienza el personaje? Antes bien, lo mejor sucede cuando la relación aparece imbricada, y es allí donde apunta el interés que despierta el más reciente trabajo del director de Amateur, El gran simulador, y Los ganadores.

De presencia felizmente reiterada en la ciudad de Rosario, el documentalista bonaerense suele visitar el Festival de Cine Latinoamericano; de hecho, ha sido en su última edición donde este trabajo pudo verse por primera vez. Ahora en sala de cine El Cairo, Todo el año es Navidad extiende todavía por unos días la festividad rojiblanca, y lo hace a través del retrato de Papás Noel en serie. Cada uno, una historia. Entre todos, uno de esos grupos que parecen extraídos de algún relato fantástico.

"Uno no está mirando personas, sino personas al momento de ser filmadas. Nos convertimos en otra cosa cuando tenemos la consciencia de que estamos siendo registrados, y eso es un momento en sí mismo muy interesante. Más allá de que cambien las películas siento que mi trabajo es ése: filmar personas que saben que están siendo filmadas, y su reacción y relación con la cámara y conmigo. Ahí se configura la película. Después están las herramientas que uno tiene para agregar narrativa y puesta en escena. Pero se trata, fundamentalmente, de antropología lúdica", continúa Frenkel.

Este "trabajo de campo divertido" -que esconde mucha labor previa, dedicada al logro de la confianza e intimidad de sus retratados- expone situaciones que pueden resultar absolutamente sorprendentes. Desde el Papá Noel motoquero -que disfruta de dar a los niños esa misma ilusión que a él tan feliz lo hiciera en su infancia- al que se sabe descendiente de una estirpe de alta alcurnia, con perfección física y belleza única, queda claro que Todo el año es Navidad indaga no sólo en un período del año en donde los Papás Noel proliferan. La galería variopinta surge, entonces, como una sucesión casi insólita.

¿Hasta dónde Frenkel tiene el control de confesiones semejantes? De seguro que es algo que no puede prever, pero algún matiz que le provoca escozor también lo debe empujar por senderos semejantes, así como lo hiciera en Los ganadores, película dedicada al circuito de premios, ganadores y premiadores, que sobrevuela la periferia de esos otros premios, los denominados "serios".

"La realidad supera a la ficción, es cuestión de dejar que suceda lo que uno ha aprendido con los años. Al hacer este trabajo he aprendido a callarme la boca y dar cada vez menos instrucciones. Voy con ideas, pero no trato de imponerlas para ver si aparecen otras, junto a otras situaciones y testimonios, que quizás sean mejores. Hay que saber dejar que aflore lo particular y personal de cada uno al momento de dar su testimonio, y ver cómo contar y narrar cada historia para que llegue a su máximo esplendor", prosigue Frenkel.

Lo curioso es cómo a través de los testimonios y vestuario -y no "disfraces", porque estos Papás Noel pasan a ser quienes dicen ser, ninguna simulación- emerge un micromundo que responde a las mismas alegrías y frustraciones que se distinguen en cualquier otro ámbito de trabajo. Pero con la diferencia de que quienes aquí lo protagonizan realmente desean hacer lo que hacen: el disfrute es sincero, y eso es algo que transgrede cualquier otra consideración. Además, y esto es algo que cada testimonio parece señalar, cada uno de estos Papás Noel ha sigo elegido, ungido con tamaña responsabilidad. Hay que estar a la altura.

Junto a la constatación de que existe una agrupación de Papás Noel, organizada y tendiente al logro imposible de estar en todas partes al mismo tiempo -y esto es literalmente cierto, hay que ver la película-, la cámara de Frenkel espía también en la diversidad cotidiana, en la busca de la identidad de ese gordo siempre feliz, escondida tras barbas y panzas diversas. El resultado es de veras que una fiesta.