La cantidad total de escrituras de compraventa de inmuebles en CABA registró en noviembre una baja del 45,8 por ciento respecto del nivel de un año atrás, al llegar a 3689 registros, según las estadísticas que elabora el Colegio de Escribanos de la Ciudad de Buenos Aires. Las cifras del último mes resultaron incluso inferiores a las de noviembre de 2016. El monto total de las transacciones alcanzó a 16.940 millones de pesos, con un valor promedio por operación de 4.592.283 pesos (equivalentes a 122.493 dólares al tipo de cambio promedio en el mes). En moneda nacional, dicho valor medio representa un incremento del 89,4 por ciento con respecto al correspondiente a noviembre de 2017, en tanto que medido en dólares la diferencia es negativa en un 10,2 por ciento. 

Si se realiza una comparación de los primeros 11 meses, el 2018 arroja una merma de 8,4 por ciento respecto del mismo período de 2017: 50.946 escrituras contra las 55.614 de los primeros 11 meses del año pasado. “El primer cuatrimestre de este año había arrancado con una suba de 37 por ciento respecto al mismo período 2017. Pero a partir de octubre, el consolidado comenzó a dar negativo”, señaló el informe del Colegio de Escribanos. La comparación de las operaciones de noviembre con las del mes anterior arroja un crecimiento de apenas 0,5 por ciento en el número de operaciones, pero una baja del 4,5 por ciento comparando los valores negociados, en pesos.  

Del total de operaciones concretadas en noviembre, apenas el 7,4 por ciento se formalizaron a través de hipoteca bancaria (273 casos), mientras que un año atrás representaban el 32 por ciento. 

El fuerte salto en las tasas de interés, la inestabilidad cambiaria y la recesión interna se han convertido en un fuerte condicionante para la actividad inmobiliaria. Según señalan los especialistas, la reciente ley de alquileres también opera como un freno adicional. Tal como ahora lo revelan los datos estadísticos, el crédito hipotecario está desapareciendo aceleradamente, con lo cual deja afuera del mercado a una vasta cantidad de potenciales compradores. El año cierra con gran incertidumbre y las perspectivas para 2019 no son mejores, ya que una de las pocas certezas que ofrece la política económica oficial es que persistirán las altas tasas como mecanismo –absolutamente inútil, hasta el momento– de control de la inflación. En medio de tal incertidumbre, las decisiones de inversión tanto en construcción como en compras inmobiliarias seguirán postergadas.