¿Por qué regresas
barrilete?
¿Ya no besan
las hojas del cielo
tu cola de género
y tus barbas
al viento... ?
He regresado,
con el dulzor lechoso del violín lejano,
filoso atardecer en mi pesado paso,
niñez vacía en las ciegas caras de los dados.
No hay flores ni cantos en mi regreso;
pero corre en mis manos la savia del heno
en mis pupilas el arroyo moja el eco
de soles, praderas, mejillas y espejos.
La sonrisa de un pájaro de verde barro,
recorta musgosa la sombra de mis pasos;
con guiños traviesos, tiñen los tristes años
la cara del tiempo viejo y pasado.
El camino me abraza en su gris empeño,
me prende sus temores y mi antiguo miedo.
Busca mi frente en el aroma de sus setos
olvidar el ayer del pasado soneto...
En 2015, Ediciones Continente publicó Los cantos de la sed, los poemas de juventud de Osvaldo Bayer, escritos entre 1949 y 1951, cuando tenía poco más de 20 años. Antes sólo habían sido editados en Italia, con ilustraciones de su hija Ana. El libro cuenta con dos prólogos, uno de Horacio González y otro de Rodolfo Braceli; de ahí rescatamos este breve y melancólico poema.