"Esto es una pequeña luz, como he venido diciendo estos días, de esperanza, y de comenzar a creer en la Justicia, lo cual es difícil”. Estas fueron las primeras palabras de Milagro Sala apenas llegó a su casa del barrio Cuyaya, en San Salvador de Jujuy, tras ser beneficiada con el arresto domiciliario. “Tanto daño nos hicieron; tanta injusticia se cometió contra nosotros, que creer de nuevo es costoso", agregó.
Para la dirigente social, la decisión del Tribunal 3 de Jujuy es “una pequeña luz para comenzar a creer en la Justicia”. Aprovechó para fustigar al gobernador Gerardo Morales, quien por Twitter había criticado su absolución en la causa de la “Balacera de Azopardo”. En opinión de Sala, el mandatario provincial "se asusta cuando huele la libertad de Milagro Sala, porque sabe que en los compañeros hay mucha indignación".
La líder de la Tupac Amaru contó que antes del traslado a Cuyaya se encontraba “muy nerviosa”, y que dudó hasta último instante, dado que hace unos días se había anunciado el cambio de domicilio desde El Carmen y se suspendió a último momento.
En cuanto a su absolución en el caso de la “Balacera de Azopardo”, manifestó que le “cuesta creer” que la causa esté terminada y acusó al juez Pablo Pullen Llermanos de haber amenazado a los imputados para que declararan en su contra. "El juez Pullen Llermanos era claro con eso. Les decía que a quien quería tener presa era a la negra Milagro Sala. Que a ellos les iban a dar un trato especial. Que iban a estar un tiempito presos y de ahí le daban la libertad", expresó Sala.
El caso se inició en 2007, con el tiroteo contra Alberto Cardozo, por el cual, en 2016, los atacantes dijeron que habían actuado por indicación de Sala. La dirigentes social aseguró que "fueron torturados, y por la misma policía de la provincia, del ministro de Seguridad Ekel Meyer y por Gerardo Morales, para acusarme y tenerme mucho tiempo presa por ello".
Sala también habló de las otras causas en su contra y dijo que, en la que se conoce como “Pibes Villeros”, que investiga un presunto desvío de fondos, salvo "un compañero que dijo la verdad y luego lo metieron diez días preso, todos los otros testigos iban con la cabeza gacha y decían lo que los fiscales querían". También mencionó que hay un pendrive que "los tiene atados a todos los que la denunciaron en la causa", según palabras de uno de los abogados de los otros 29 imputados.