Entre las campañas que tienen como propósito concientizar a la población sobre las consecuencia del uso de la pirotecnia, una de las que más repercusiones tuvieron fue “Más luces, menos ruido”, la iniciativa que llevan adelante desde hace varios años asociaciones, fundaciones y grupos de padres de personas con Trastorno del Espectro Autista (TEA). La campaña busca que quienes compran pirotecnia adquieran fuegos artificiales lumínicos en lugar de aquellos que tienen impacto auditivo, que afectan a quienes tienen autismo y padecen hipersensibilidad auditiva. La propuesta apunta a un cambio cultural. Según explicó el vocero de la empresa Cienfuegos, ese cambio se está dando y se refleja en la elección de compra de los consumidores. De los 400 productos que comercializa la empresa, sólo 140 son sonoros y “están por debajo de los 90 decibeles, menos que el sonido de una moto que pasa a 30 metros de la puerta de una casa”, ejemplificó. De acuerdo con los especialistas, los oídos pueden soportar hasta 90 decibeles sin sufrir daños. Quienes participan del colectivo TEA saben que erradicar la pirotecnia es tarea difícil, por eso apuntan a la concientización: porque lo que a unos puede divertir a otros puede hacer mal.