En una de las playas más secretas y hermosas de Uruguay, La Serena, cada verano músicos y músicas de la región eligen ir juntos de vacaciones y compartir canciones, poesías y anécdotas a orillas del mar o alrededor del fogón. Y lo que sucede de manera espontánea, hace algunos años tomó forma de festival y transitará este año su quinta edición. De este modo, el Festival Internacional Serenadas tendrá lugar hoy y el sábado en la tradicional Casa Bahía, La Paloma, y reunirá a una veintena de artistas destacados de Uruguay, la Argentina, Brasil, México, España y Costa Rica. “El festival surgió de una forma no premeditada”, dice el músico Daniel Drexler, uno de los que plantó las primeras semillas para que sucedan estos encuentros musicales. “Somos todos músicos que trabajamos durante todo el año y acá buscamos un poco de tranquilidad. Pero la idea del festival es una especie de regalo para la ciudad y una forma de involucrarnos más con la comunidad”, explica Drexler.
Durante las dos jornadas, que sucederán en el centro de La Paloma, se presentarán los mexicanos Ampersan y El David Aguilar, los uruguayos Fede Wolf, Ana Prada, Daniel Drexler, Dani Mágica, Ludique y Yisela Sosa, los argentinos Cata Raybaud, Ezequiel Borra, Darío Jalfin y Pablo Grinjot, los brasileños Tó Brandileone, Zelito y Paola Kirst, el costarricense Jonathan Mendez y el español Pablo Lesuit, entre otros. Para Drexler, la confluencia cultural que se genera en este rincón del continente no es casual. “Uruguay es el único país de Iberoamérica que fue parte de la Argentina y de Brasil en algún momento de su historia. Antes de la colonia era una zona de transición, un sitio de encuentro entre el universo pámpido y el guaraní. Y esto es una enorme ventaja más que una crisis de identidad. El departamento de Rocha, además, es una zona fronteriza –la intersección entre el mundo hispano-parlante y el luso-parlante– y el festival adopta esa impronta, un valor agregado si hablamos de integración cultural”.
“Nos es una integración forzada, llevamos años cultivando amistad”, asegura el músico y médico. “¿Cuál es el vector común? Tanto yo como mi hermano Jorge, David, Tó, Kevin (Johansen) o Pablo Grinjot recorremos el continente y nos conectamos con gente que tiene una sensibilidad común. Una especie de comunidad analógica en plena era digital”.