El Gobierno reglamentó ayer el cobro de impuestos a la exportación de servicios digitales. Las empresas que venden servicios como software en el exterior empezarán a pagar el 12 por ciento de lo facturado. El equipo económico había anunciado en septiembre el cobro de este impuesto pero la reglamentación recién se realizó esta semana. Los servicios exportables se catalogan como productos del conocimiento e incluyen no sólo a los desarrollos informáticos sino a la publicidad y la ingeniería para proyectos en el exterior, entre otros. En el Boletín Oficial se precisó que el impuesto regirá al menos hasta el 31 de diciembre de 2020 y no podrá exceder 4 pesos por cada dólar exportado. Esto implica que la carga impositiva del sector irá en baja a medida que el tipo de cambio siga en aumento.
La idea de cobrar impuestos a la exportación de servicios apareció en septiembre, cuando el equipo económico se vio obligado a reimplantar las retenciones por efecto de la crisis financiera y del mercado interno. Hasta el momento nunca se habían aplicado gravámenes sobre las ventas al exterior de las actividades de servicios sino que los impuestos recaían únicamente en la venta de bienes. La puesta en marcha del tributo requirió modificar distintos artículos del código aduanero. En los ingresos del Tesoro estimados en el Presupuesto 2019 se incorporó este tributo. Los analistas consideran que podría recaudarse el equivalente a 700 millones de dólares el próximo año. La cifra es algo menor respecto de lo que desembolsa el Banco Central en un mes por intereses de las Leliq. El dato muestra las distorsiones de la economía.
La Afip se encuentra elaborando normas complementarias vinculadas con el impuesto y los detalles de la implementación. Las empresas de menor tamaño estarán exentas de los pagos. La medida detalló que esta excepción se aplicará para las firmas con ventas en el extranjero por menos de 600 mil dólares al año. Las compañías que entran en el pago del tributo deberán desembolsarlo en los 15 días hábiles posteriores a la facturación del servicio al cliente del exterior. Otras de las ventajas para las compañías medianas es que tendrán un plazo de 45 días para abonar el tributo. En este rango de firmas entran las que exportaron menos de 2 millones de dólares el año previo a la declaración jurada.
Las empresas con “producción de conocimiento” exportaron en 2017 unos 6 mil millones de dólares. Se trató de 33 mil dólares por cada trabajador empleado en el sector. El sector es sumamente productivo si se considera que las exportaciones totales del país son de 12 mil dólares por trabajador. Este sector alcanzado por el impuesto es el tercer complejo más importante del país en materia de ventas al exterior. En el podio figuran el complejo agropecuario y el sector automotor. El sector de servicios de las industrias de conocimiento tiene una balanza superavitaria de 3 mil millones de dólares. Los principales rubros incluidos en este sector, además del software, son las producciones audiovisuales, el cine, el cine publicitario, las asesorías, la consultoría, la biotecnología, la medicina y los videojuegos.
La Argentina se destaca en la región por contar con mano de obra muy calificada para estos segmentos y a un precio mucho menor en relación con los salarios que se pagan en países desarrollados. Este es el origen de algunos unicornios locales como Globant. Su dueño es argentino y empezó a recibir proyectos de empresas de Estados Unidos (que preferían terciariar desarrollos por la diferencia de precios). Existe además un fuerte polo de innovación tecnológica. Mercado Libre, por caso, es una firma argentina que en los últimos años consiguió competir contra gigantes como Amazon en el e-commerce y logró masificar su plataforma en distintos países de la región.