El nuevo presidente de Brasil, Jair Bolsonaro, dedicó su primera jornada en el poder a la diplomacia. El flamante mandatario recibió ayer al secretario de Estado estadounidense, Mike Pompeo. En el encuentro, Bolsonaro mostró una clara aproximación a Estados Unidos, sobre todo en la firme oposición a los gobiernos de Venezuela, Cuba y Nicaragua. Además, el ultraderechista se entrevistó con un enviado del presidente chino Xi Jinping, a quien expresó su deseo de mantener una relación equilibrada y, según dijo, sin ideologías con China. 

“Ha habido una larga tradición en Brasil de elegir presidentes que por alguna razón eran enemigos de Estados Unidos”, declaró Bolsonaro a periodistas estadounidenses que acompañaban al secretario de Estado, Mike Pompeo. Desde su perspectiva, los gobiernos de Luiz Inácio Lula da Silva y Dilma Rousseff, entrarían en ese grupo. “Ahora es todo lo contrario, somos amigos”, celebró el flamante mandatario, que busca establecer una suerte de eje conservador junto a Estados Unidos e Israel (ver recuadro).

El exmilitar de 63 años, que asumió el cargo el martes, recibió en el Palacio de Planalto al enviado de su admirado Donald Trump, con quien busca establecer una estrecha alianza. De esta manera, el nuevo presidente rompe con la tradicional diplomacia brasileña de buscar la equidistancia con las grandes potencias. Pompeo, que el martes asistió a la investidura de Bolsonaro y ayer tras el encuentro siguió viaje a Colombia, le comunicó al brasileño que el magnate neoyorquino estaba muy complacido con la asociación que ambos países estaban empezando a desarrollar. 

En la breve audiencia entre el mandatario ultraderechista y el enviado estadounidense, Bolsonaro le informó que Brasil saldrá del Pacto Mundial sobre Migraciones consensuado en el marco de la ONU. Uno de los países que rechazó adherir al pacto fue precisamente Estados Unidos, cuyo gobierno consideró que ese tratado podría imponer normas que pudieran afectar su soberanía, las mismas razones que esgrime el nuevo presidente para excluir a Brasil. Bolsonaro, además, explicitó su intención de ampliar las relaciones con Estados Unidos en todas las áreas y sobre todo en la comercial, en el que su país compite con China por el estatus de mayor socio de Brasil.

Antes de ser recibido por el excapitán del Ejército, Pompeo se había entrevistado con el nuevo canciller, Enrique Araújo. Tras el encuentro, el estadounidense afirmó que el acercamiento con la principal potencia latinoamericana es una oportunidad transformadora para las dos naciones, en el ámbito de los negocios y la seguridad. “Y es una oportunidad para trabajar juntos contra los regímenes autoritarios de todo el mundo, como Cuba, Venezuela y Nicaragua”, agregó. Pompeo también dijo que constató el “deseo profundo” y compartido por Brasil y Estados Unidos de lo que llamó un retorno de la democracia en dichos países, donde, según estimó, las personas tienen dificultades para expresar sus opiniones. 

A propósito de este encuentro y del que se iba a llevar a cabo posteriormente con el presidente de Colombia, Iván Duque, el gobierno de Venezuela denunció presiones a países de la región. “Denunciamos ante el mundo la descarada y reiterada intromisión de la administración de Donald Trump en los asuntos internos de Venezuela, acompañada de chantajes y presiones a países de la región”, afirmó cancillería en un comunicado.

Araújo, por su parte, dijo que la nueva relación con Estados Unidos es consecuencia de lo que llamó un realineamiento interno de Brasil. En ese marco, el nuevo canciller brasileño señaló que en la reunión con Pompeo fue “identificada una visión común del mundo” y el deseo de “trabajar por un orden internacional diferente, que corresponda a los valores” de los pueblos de ambos países. “Estamos sólo en el comienzo de una nueva etapa, que será muy productiva y que irá más allá de lo político, para generar una más estrecha cooperación económica y en áreas como la de tecnología, que serán elementos concretos para crear empleos, nuevas oportunidades de negocios e iniciativas novedosas en todos los sectores”, declaró, Araújo.

Consultado sobre si esta relación con el gobierno de Trump podría representar riesgos comerciales con otros países -en alusión indirecta a China- indicó: “Un país grande no necesita renunciar a sus ideas para crear oportunidades económicas”. Durante la campaña, Bolsonaro había acusado a Beijing, principal socio comercial del país seguido por Estados Unidos, de estar comprando a Brasil.

No obstante, según fuentes oficiales, el posterior encuentro entre el nuevo presidente y el enviado chino, Ji Bingxuan, se llevó a cabo en términos cordiales. Bolsonaro le comunicó al vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Popular Nacional (órgano legislativo), su intención de mantener y mejorar las relaciones, aunque subrayó que eso será al margen de todas las diferencias ideológicas que pueda haber ahora entre ambos países.