La joven diseñadora industrial egresada de la Universidad de Palermo, Josefina Tarquini logró algo personal en un segmento que siempre corre acelerado detrás de la innovación y las tendencias, como es el de los anteojos. En este caso fue para el estudio Vale4, especializado en todas las etapas del proceso de producción en nuestro país desde hace quince años. La colección se llama Absurda y está inspirada en las culturas inca, azteca y amazonas. “El concepto que tomé pretende darle a las gafas una identidad latinoamericana fusionada con la tendencia mundial contemporánea”, adelanta Tarquini desde Villa La Angostura, su lugar en el mundo, ciudad donde residen tus padres y desde donde se inspira para cada una de sus propuestas.
–¿Cómo supiste que te gustaba el diseño?
–Nací en Quilmes pero cuando tenía once años, con la crisis del 2000, nos fuimos a vivir a la Patagonia, a Villa la Angostura, donde terminé el secundario. Luego me fui a estudiar diseño industrial a Buenos Aires y me mudé a la capital donde comencé mi carrera profesional. Mi mama es artista plástica y siempre me inculcó el arte y las actividades manuales. Cuando terminé el secundario me di cuenta que me gustaban muchas cosas y no quería estudiar una sola, por lo que busqué una carrera que fusionara lo que me gustaba y ahí surgió la idea de estudiar diseño industrial, que abarcaba muchas de las disciplinas que me interesaban, aunque desconocía realmente de qué se trataba. La definición del diseño industrial para mí fue como un rompecabezas. A medida que avanzaba la carrera iba descubriendo la cantidad de cosas que podía hacer, los campos que abarcaba, la amplitud de temáticas, me fascinó que cada día estudiaba algo distinto y me metía en mundos diferentes. Disfruté muchísimo la carrera.
–¿Cómo fueron tus inicios laborales?
–En el sur tenemos una microcervecería y restaurante donde mi papá y mi hermano hacen cerveza y mi mamá cocina. Desde los 16 trabajo ahí en el salón o en la cocina. En los veranos cuando terminaba la facultad me venía a hacer la temporada hasta que comenzaban las clases nuevamente y regresaba a la ciudad. Ya finalizando la facultad, una profesora me invitó a trabajar en su emprendimiento de lápices mecánicos y objetos de oficina. Al tiempo tuve mi primer trabajo formal en una empresa de muebles muy reconocida en Palermo, en el área de ventas donde asesoraba a clientes en cuanto al diseño de interiores, diseñar muebles especiales, hacer las órdenes de compra y fabricación a los proveedores. De repente me vi del otro lado del diseñador, vendiendo diseño y viendo a los diseñadores ofrecer sus productos, eso fue muy loco. Fue una buena experiencia como primer acercamiento al diseño, en una tangente del mismo como lo es la rama comercial. Me fui al año y medio porque quería abocarme de lleno al diseño.
–¿Hoy dónde trabajas?
–Hoy trabajo en el estudio de diseño especializado en anteojos VALE4. Allí mi tarea es la de diseño desde el punto cero, comenzando por el relevamiento de tendencias, realización de presentaciones, órdenes de compra a los proveedores internacionales, diseños de colecciones para las marcas locales e internacionales. A la par trabajo en mis proyectos propios. Hoy en día estoy diseñando la nueva identidad de la marca de nuestra cerveza Australis.
–¿Cómo llegas al desarrollo de anteojos?
–En el 2016 sin dudas se consolidó mi diseño de gafas. Muchas colecciones que había hecho se fueron concretando y fue increíble. Ver tus diseño materializados en las ópticas que pensaste desde cero, en afiches en las calles, mis amigos mandando fotos de anteojos al pasar por la vidriera de las ópticas, fue hermoso.
Es muy loco que después de un tiempo trabajando en el rubro naturalizás cosas que al principio te parecen impensables, como fabricar en el exterior y que te lleguen las muestras de tus diseños, ver tus ideas en la vidriera, hacer presentaciones de tendencia frente a mucha gente.
–¿Cómo es diseñar anteojos, qué cosas se deben tener en cuenta y cuáles atendés vos?
–Diseñar anteojos no se parece a nada de lo que he hecho antes. Es un rubro que tiene mucho de moda combinado con diseño de productos e industrial. Es muy divertido ya que combinas diferentes áreas a la vez, desde el diseño de morfologías y texturas, combinaciones de colores, gráfico, hasta cuestiones más técnicas ligadas al campo óptico. La relación y comunicación con el cliente, como cualquier rubro destinado al diseño, es subjetivo y hay mucho en juego entonces siempre está ese tire y afloje entre los diseñadores versus los vendedores velando por los diseños más jugados, si van a funcionar o no. En cuanto al proceso de diseño, todo comienza con la búsqueda de tendencia internacional. Con el tiempo el ojo comienza a agudizar la mirada, captando tendencia, detalles, colores, formas y todo lo que subyace del universo anteojo. Muchas veces se parte de bases y formas preestablecidas que uno la va rediseñando hasta lograr la identidad que se desea. Lo que se tiene que tener en cuenta a la hora de diseñar una gafa es el usuario al que va dirigido. Ese es el recorte más importante para acotar el espectro y margen de error de un diseño. Analizar el usuario-consumidor y diseñar en pos de él y su universo es lo primero que hay que hacer para diseñar una colección. Por ejemplo para diseñar para mujeres de entre 45-65 años me meto en el mundo de los accesorios, joyas, indumentaria, y busco las marcas de referencia que definen su estética.
–¿Qué hace a la diferencia?
–Tienen un concepto que se refleja a veces implícita y otras veces explícitamente. En el caso de los anteojos, desde el nombre de la colección, de cada anteojo, su estuche, responden a un concepto. En mis productos trato de exprimir todas las opciones y propuestas al máximo, trato que no me quede ninguna propuesta afuera, sin ser pensada y analizada. La aptitud camaleónica fortalece al diseñador; adaptarse a las tendencias, al mercado al cual se va a lanzar, entender los cambios económicos y políticos que afectan muchísimo al diseño ya que condiciona los materiales, las construcciones, la lógica de armado. No hay formulas en esto, pero si método y expertise, cuanto más conoces y te especializas en un rubro, más herramientas comenzás a acumular y más resolutivo te convertís. Sin embargo, en mi experiencia personal, las miradas ajenas e inexpertas hacen que el producto final tenga otro sabor, se logren cosas nuevas y se transpolen ideas sin condicionamiento alguno.
–¿Creés que influye el haber vivido en el Sur en lo que hace?
–Sí, totalmente. Partiendo de la base que el diseño es parte de uno, cada cosa que uno diseña tiene la impronta del diseñador, y el sur es parte de mi. No se si tanto influyó en mis productos, sino en mi visión que tengo sobre el diseño. Es una manera de pensar, desde hacer cerveza hasta hacer un vestuario o un anteojo. Aplicar la metodología del diseño en lugares donde no tenés todo al alcance es muy interesante y desafiante.
–¿Y la elección de trabajar con iconografía latinoamericana?
–La colección que hice para Absurda está inspirada en las culturas andinas incas, aztecas, amazonas. El concepto que se tomó pretenden darle a las gafas una identidad latinoamericana fusionada con la tendencia mundial contemporánea, que es de lo que se trata un poco esa marca. Las tramas, las figuras y simbología icónica se convierten en apliques, detalles, texturas, nombres que realzan la esencia de la marca y hacen de las gafas piezas irrepetibles y con mucha personalidad. La idea nació del estudio donde se gesta la marca. Yo tuve que diseñar la colección en base a ese concepto. Todos los detalles están trabajados a partir de la simbología andina, nada se pasa literal, se juega con inspiraciones bajadas a materiales, texturas. En los renders se puede observar un poco el proceso de diseño, por ejemplo el uso del icónico Tumi, una herramienta sagrada de los incas que usaban los doctores y se puede observar como esta bajada a la patilla, la cruz del sur, las guardas, las punteras tienen detalles de animales sagrados. Una fuente inagotable de inspiración.