“Como urbanitas, solo ocasionalmente entramos en contacto con la vida salvaje y, sin embargo, vemos frecuentemente íconos y símbolos de la naturaleza en envases, publicidades, decoraciones… Entiendo estas imágenes como colonizadoras de nuestros paisajes mentales, sustitutas de la vegetación real en nuestras junglas de hormigón, suerte de reemplazo de especies extintas.” Así introduce la artista Anne Percoco –con residencia en Nueva Jersey, Estados Unidos– a Parallel Botany: The Study of Imaginary Plants, su más reciente obra, mezcla de dibujo y collage: un herbario, sí, pero con cierta peculiaridad. Todos y cada uno de los más de 70 ejemplares por ella reunidos y registrados son ciento por ciento imaginarios: plantas imaginarias recolectadas de cajas de té, tazas descartables de café, tarjetas de felicitación, diseños de telas, anuncios de salones de belleza… “Una vez que empecé a buscarlos, noté que estaban por todos lados”, cuenta la muchacha, que admite de buenísima gana su fascinación por las representaciones de la falsa flora, especialmente aquellas utilizadas con fines comerciales o decorativos. Cuenta también, vale agregar, que a su entender “en la casi ausencia de vida vegetal en nuestras ciudades, la botánica paralela está satisfaciendo algunas de nuestras necesidades humanas de contacto con vida natural”.
De hecho, a simple vista, las plantas de su herbario parecen reales, pero una atenta mirada que ponga la lupa sobre las extrañas curvaturas o los colores artificiales saca prontamente la verdad a relucir: de mentirillas todos los especímenes, actualmente exhibidos en la galería Casa Colombo, en Jersey City. “Estos collages son, para mí, una investigación de la vegetalidad; porque aunque las especies sean ficticias, fueron concebidas mediante la observación de la morfología de vegetación real”, explica Percoco (cuya serie fue parcialmente inspirada por La botanicaparallela, de 1976, libro del autor e ilustrador Leo Lionni, que allí describe la ficticia historia del estudio de plantas imaginarias; “reales porque queremos que así lo sean”, según el susodicho señor). Ergo su hermoso y detallado herbario, ungidas las especies con nombres también ficcionales que asienten con sus “orígenes”; la menthapuntus, por caso, tiene hojas trifoliadas, pixeladas, y ha salido de una caja de té de menta.
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