Mientras las denuncias por acoso y abuso se multiplican también en los partidos políticos, al calor del #NoNosCallamosMás, hay formas de afrontar la violencia machista que marcan la diferencia. En especial cuando se trata de partidos que tienen espacios de representación legislativa. La semana pasada, el concejal de Rosario Eduardo Trasante, del movimiento Ciudad Futura, renunció a su banca por la aplicación del protocolo preventivo que desarrolla hace un tiempo la fuerza de izquierda. Trasante es pastor evangelista y llegó al Concejo en 2017. Su candidatura fue el corolario de una intensa referencia social construida tras el asesinato de su hijo Jeremías, el 1° de enero de 2012, acribillado por una banda narcocriminal junto a otros dos chicos, Claudio “Mono” Suárez y Adrián “Patom” Rodríguez. Se conoció como el triple crimen de Villa Moreno y fue una bisagra en la tolerancia a la violencia urbana, sobre todo por el impulso del movimiento social Frente 26 de Junio, que luego se unió a Giros para fundar Ciudad Futura. En 2015, esta fuerza se convirtió en la sorpresa electoral y sumó casi 100.000 votos, lo que llevó a tres concejales (dos varones y una mujer) a las bancas. Dos años después, sumaron a Trasante. “Para nosotras el protocolo es un pacto colectivo de cuáles son las prácticas machistas que no estamos dispuestos a tolerar”, subraya la concejala Caren Tepp. Y valora que la denunciante “encontró el espacio para hacer la denuncia, o sea que confió en la organización”, que hoy la acompaña. Sobre la decisión, Tepp subraya que “el protocolo es claro, si quien ejerce la violencia está en un lugar de poder o representación tiene que ser corrido, como primera medida para poder empezar todo el proceso de transformación y de deconstrucción”. Una vez tomada esa decisión, el desafío era cómo construir “este camino para que sea de reparación y no de linchamiento”. Tanto el denunciado como la denunciante serán acompañados, tal como marca el protocolo: la damnificada para que la reparación sea efectiva y el acusado para rever prácticas que ya no son tolerables.
El jueves de la semana pasada, la organización difundió un comunicado sobre la renuncia del Trasante, al que reemplazará Jesica Pellegrini, abogada de causas por delitos de lesa humanidad. Se distancian del punitivismo, y del “linchamiento” para habilitar que el denunciado sea “acompañado” dentro de la organización con el objetivo de desnaturalizar la violencia machista. Dos días después, se realizó una asamblea, a la que asistieron 200 militantes. En esa instancia colectiva le dieron “contenido político” a la aplicación el protocolo.
Florencia Maggi es parte del equipo de Ciudad Futura contra las violencias machistas. “Estábamos muy claros en la definición pero después ejecutarla, llevarla a la práctica tiene sus dificultades desde lo emocional, y con Eduardo, particularmente, hay quienes tenemos un vínculo más allá de lo afectivo, un vínculo que nace de un proceso de una lucha muy intensa. Hay toda una memoria de ese proceso que hace que siga teniendo además todo el respeto que una le tiene, y la valoración por su práctica, por su recorrido, por los mismos motivos por los que le propusimos que sea concejal de Ciudad Futura”, dice la militante que llevó adelante las acciones del protocolo. “Fue un proceso de discutir con él, en principio hubo una naturalización, él no podía visualizar la gravedad que revestía la situación. Pero después de discutirlo y reflexionar bastante, él lo terminó reconociendo, y esto me parece que es valioso y que tiene que ver con poder construir estas herramientas colectivas”. Trasante continúa en CF y seguirá los pasos que marca el protocolo. Maggi subraya una y otra vez que la clave es trabajar con los compañeros y distanciarse de las miradas simplistas. “No se trata de un monstruo, es una persona que tiene sus cosas positivas y por eso forma parte de la organización, pero ejerció situaciones que no queremos que se reproduzcan y que no vamos a tolerar. Queremos retrabajarlas con él”, afirmó.
–¿No resultaba incómodo para Ciudad Futura haber abierto la puerta para que un pastor evangelista fuera concejal, en especial tras 2018, cuando se produjo el debate por la legalización del aborto?
Maggi: No sé si incomodidad, estábamos muy convencidos de la definición que tomamos. Después, claramente se da el año de la marea verde, y más que incomodidad teníamos un montón de gente interpelándonos. La verdad es que seguimos bastante convencidos y queremos que esto no se invalide por lo que pasó. Creemos que en los espacios de representación hay que llevar personas diversas con la diversidad que tiene el pueblo. Esto aparte es un dilema que venimos teniendo desde el principio de la construcción en los territorios, el vínculo con el evangelismo no es algo nuevo, es una pregunta que se nos aparece. De hecho, mucha militancia en nuestros territorios son evangelistas. Nos parecía que toda la potencia de la lucha por el triple crimen y todo ese recorrido que hicimos con Eduardo estaban muy por encima de que él fuera pastor evangelista. Además, seguimos pensando que hay que disputar esos lugares, esos sentidos comunes.
Para Maggi, no se trata de dejarle ese campo de religiosidad popular a la derecha. “En los territorios la mayoría de la gente profesa esa religión y nosotros no podemos desde un lugar muy clasemediero si se quiere ir a señalar que eso está mal, y porque ni siquiera está mal: nosotros tenemos un montón de compañeras en los territorios que son evangelistas, que son feministas y llevan el pañuelo verde o que militan en la legalización del aborto, porque ahí hay un lugar a disputar y tenemos que construir organizaciones, proyectos políticos, que puedan incluir eso y que lo puedan hacer compatible con esa religión que tienen, y no que sea una confrontación”, plantea.
Tepp subraya otra particularidad: “Eduardo en ningún momento, a lo largo de todo el 2018, fue alguien que se puso a militar contra la legalización del aborto” y reconoce que fue todo un año de trabajosos debates “con Eduardo sobre cuáles son cuestiones de Estado, cuáles son cuestiones de fe, de cuáles son por lo tanto las definiciones políticas colectivas y cuáles pueden ser o quedar en un ámbito más personal, individual”.
En ese sentido, también tiende puentes hacia el evangelismo, religión que permeó todos los barrios populares de Rosario a través de pequeños templos. “Nosotros damos todas las explicaciones porque nos hacemos cargo de las decisiones que fuimos tomando pero que por ahí somos muy injustos en términos de cómo le caemos con tanto peso al evangelismo y no a otras religiones, que no son las de los sectores populares, sino la Iglesia Católica Apostólica Romana, y los partidos tradicionales están llenos de católicos apostólicos romanos mucho más recalcitrantes en la defensa de determinadas cuestiones que por ahí en la opinión pública y demás es como que se lo naturaliza mucho más”.
Tras la presentación de una compañera que sufrió acoso, las militantes de CF no dudaron. “Nosotras entendemos que desde el Ni Una Menos y ahora No Nos Callamos más, las organizaciones políticas tenemos la responsabilidad de generar los mecanismos para que estas situaciones se tramiten, se resuelvan, con criterios políticos, con sentido ético también, porque si no, lo que queda es arrojar a la persona damnificada a que trate por sus propios medios de buscar una respuesta de reparación y que terminan en la necesidad de hacerlo público sin contención, sin red, y sin proceso de transformación para la persona que es denunciada. Tampoco hay reparación para la persona que tiene que buscar por fuera los canales para que esto se sepa”.
La aplicación del protocolo interpela cada vez más a los varones de CF. “Lo pensamos siempre en un sentido de transformación y eso tiene que ver con cuáles son los mecanismos que nosotras aplicamos para resolver o afrontar o abordar estas situaciones. Si no logramos transformarlas estamos en el mismo lugar, a lo sumo iremos echando compañeros hasta que no nos quede ninguno y no resolvemos nada”, subraya Maggi, y pone el eje en “transformar la realidad”. También en el sentido preventivo de ser contundentes. “Esto inevitablemente le parte la cabeza a todos los compañeros y ahora están repensando cada una de sus prácticas más allá de que eso pueda hacer que las transformen o no”, considera.
Tepp señala una reacción masculina que puede leerse como tranquilizadora de conciencias. “A los varones les sale esto de ser mucho más duros, la cuestión vengativa, hasta de justicia patriarcal, y se terminan sorprendiendo con la respuesta y la solidez de las compañeras que plantean otro paradigma. O sea, nos paramos desde otro lugar y decimos acá no se trata de sacarnos de encima a los machitos, se trata de hacernos cargo y de trabajar para la transformación de esos compañeros, ¿está garantizada esa transformación? No”.
Para Caren Tepp, la Asamblea fue una reafirmación. Cree que el proceso va a fortalecer a Ciudad Futura. “Intervenimos unos poquitos compañeros contando el proceso y después toda la construcción y el sentido político se lo dio la voz de los militantes, y en eso la voz de las compañeras... Quizás si esto nos pasaba un año atrás, no hubiese sido lo mismo. Hay todo un proceso que claramente se intensificó este año, que construyó mucho sentido político y por lo menos en los militantes de la organización derribó gran parte del sentido común que plantea que la violencia es solo la violencia física”, cuenta Tepp. En esa instancia, las militantes también interpelaron a los varones para que se hagan cargo de esa transformación.
Para la concejala, cuando hicieron pública la renuncia de Trasante fue importante transmitir que “el feminismo no es un salto al vacío, que es una idea que se instala todo el tiempo. En realidad, es todo lo contrario, es la construcción de ese nuevo mundo, de esos nuevos tipos de vínculo”. Los feminismos están dando vuelta todas las relaciones, deshaciéndolas para rehacerlas. Y la forma de llevar adelante esa revolución es plantear un ejercicio de reflexión constante a la par de las acciones que son imparables, que todos los días dejan al descubierto nuevas violencias, y también dejan preguntas sobre cómo seguir.