El nuevo Congreso de Estados Unidos fue inaugurado ayer con una Cámara baja controlada por los demócratas mientras que el Senado sigue bajo mayoría republicana. La nueva correlación de fuerzas, que además incluye una fuerte presencia de latinos, mujeres y representantes de minorías, podría complicar los dos últimos años de mandato del presidente Donald Trump. En una entrevista publicada por el diario USA Today, la nueva presidenta de la Cámara de Representantes, Nancy Pelosi, aseguró que vigilará de cerca al mandatario. “Trump estaba acostumbrado a gobernar con un Congreso republicano, con una Cámara de Representantes y un Senado débiles con él. Este no será el caso a partir de ahora: la supervisión del Congreso al Gobierno es nuestra responsabilidad”, advirtió la congresista de 78 años. El Congreso inaugurado ayer será un contrapeso, principalmente, a la promesa de Trump de construir el muro fronterizo con México, un proyecto que por no conseguir apoyo derivó a fines de diciembre en el cierre parcial de la administración de gobierno.
El Capitolio abrió sus puertas después del mediodía con el juramento de los 235 representantes demócratas y 199 republicanos. El vicepresidente Mike Pence juró a los nuevos senadores oficialistas que en las legislativas de noviembre consiguieron 53 escaños frente a 45 que lograron los demócratas. En este ciclo electoral, la demócrata Pelosi será una de las figuras centrales, que por tercera vez ocupa uno de los cargos más importantes de Estados Unidos, después del presidente y vicepresidente. Según la parlamentaria, el órgano legislativo tendrá a partir de ahora una vocación unificadora y va a debatir lo que calificó como buenas ideas. Sin importar de donde vengan, agregó. “Con este espíritu, los demócratas le vamos a ofrecer a la Comisión de Asignaciones republicana del Senado una reapertura del gobierno para cumplir con las necesidades del pueblo estadounidense y la protección de nuestras fronteras”, anunció Pelosi.
Desde la falta de acuerdo en la partida presupuestaria y el posterior cierre de la administración, que hoy cumple 14 días, diez departamentos del Ejecutivo están afectados por la falta de presupuesto. La parálisis recae, entre otros, sobre el departamento de Transporte y Justicia; así como sobre decenas de parques nacionales, que suelen ser una gran atracción turística, y unos 800.000 trabajadores federales. Por ello, en un intento de recomponer la situación, la nueva bancada demócrata de la Cámara Baja iba a votar un paquete legislativo para reabrir la administración basado en leyes que ya fueron aprobadas por el Senado, además de otra legislación para autorizar fondos para Seguridad Nacional hasta el ocho de febrero. Pelosi explicó el miércoles que aprobar esta iniciativa daría 30 días más a demócratas, republicanos y Trump para negociar sobre los fondos para la seguridad fronteriza de Estados Unidos, sin la necesidad de tener la administración parcialmente cerrada. Sin embargo, tanto la Casa Blanca como el líder de la mayoría republicana en el Senado, Mitch McConnell, rechazaron la propuesta demócrata y Trump volvió a convocar para hoy un nuevo encuentro con los líderes de ambos partidos. Además, el mandatario reafirmó su decisión de mantener cerrado el gobierno todo el tiempo que considere necesario.
Con el nuevo control de la Cámara, Pelosi advirtió que ahora tendrán la oportunidad de abrir investigaciones sobre el Ejecutivo en diferentes frentes. Principalmente afirmó que investigarán las muertes de niños inmigrantes bajo la custodia de Estados Unidos y exigirán declaraciones de impuestos al mandatario. Proteger la labor del fiscal especial Robert Mueller, encargado de la investigación de la conocida como “trama rusa” y duramente criticado por Trump, también será otra de las prioridades de la nueva mayoría demócrata.
La nueva composición de la Cámara de Representantes trajo el grupo parlamentario diverso en los 200 años de historia del Capitolio. En la denominada “Ola Rosa” varias bancas son ahora ocupadas por mujeres y jóvenes, entre las que se destacan las primeras congresistas musulmanas. Una de ellas es la demócrata Alexandria Ocasio-Cortez, de origen puertorriqueño y nacida en el Bronx hace 29 años, que hizo historia al convertirse en la mujer más joven en ser electa al Congreso. Ocasio-Cortez, que es parte de la nueva generación de políticos jóvenes alejados de las élites, se define como socialista. “Hay mucha gente que sabe que nos vamos a meter a la boca del lobo. Incluso dentro del partido”, dijo al ganar su banca. En esta oleada de cambio también entraron a la Cámara de Representantes dos mujeres indígenas: Sharice Davids y Deb Haaland, electas con la promesa de defender el medioambiente en lo alto de sus prioridades. Las demócratas prometieron crear una comisión especial para abordar la crisis climática después de que Trump se retirara del Acuerdo de París. Por su parte, Andy Kim, demócrata de Nueva Jersey, será el primer coreano-estadounidense en el Congreso en 20 años, y Rashida Tlaib, demócrata de Michigan, será la primera palestina-estadounidense elegida. La nueva oleada congresista dio paso además a varios veteranos de guerra que sirvieron en Irak y Afganistán. Los nuevos miembros incluyen ex asesores de contraterrorismo, y dos ex miembros de la CIA.