Gustavo Zanchetta, obispo argentino que hasta ahora se desempeñaba como asesor de la Administración del Patrimonio de la Sede Apostólica (APSA), el organismo que gestiona los bienes del Vaticano, enfrenta una investigación eclesiástica por abusos –según trascendió de tipo económico y sexuales–, confirmó el director interino de la Sala de Prensa de la Santa Sede, el periodista italiano Alessandro Gisotti.
Según lo consignó el sitio Vatican Insider, el vocero “aclaró que la investigación se encuentra en curso, por lo tanto no se puede precisar si se trató de abusos sexuales contra menores o mayores de edad”. Por decisión del Papa, de quien el obispo investigado se dice “amigo personal”, Zanchetta fue suspendido de sus funciones en la curia vaticana.
Gustavo Zanchetta, que el próximo 28 de febrero cumplirá 55 años, fue elegido obispo de Orán (Salta) el 23 de julio de 2013, con lo que resultó uno de los primeros obispos argentinos nombrados por el papa Francisco. Sorpresivamente y alegando “motivos de salud”, el 29 de julio de 2017 abandonó la diócesis de manera totalmente precipitada para trasladarse en primer lugar a Corrientes, donde fue recibido por el arzobispo local Andrés Stanovnik, y seguir luego hacia España. El Papa le aceptó la renuncia el 1 de agosto de 2017 cuando el obispo ya no estaba en su diócesis y mientras en Orán comenzaban a circular diferentes versiones acerca de la dimisión anticipada. Poco después, el 19 de diciembre de 2017, el papa Bergoglio lo nombró en el cargo del que ahora ha sido suspendido.
De acuerdo a denuncias publicadas por el diario El Tribuno de Salta, en los últimos días del año anterior el propio Zanchetta se comunicó telefónicamente desde Roma con varios sacerdotes de la diócesis de Orán para amenazarlos y exigirles silencio. Según señaló el diario el ex obispo les dijo que “caigo yo ahora pero después van a caer ustedes” y los curas confiaron al medio que Zanchetta está “furioso y buscando quien lo mandó al frente”.
El testimonio de una mujer católica de Orán publicado también por El Tribuno siembra dudas sobre el proceder del obispo. “Los seminaristas están constantemente en las parroquias, son chicos muy buenos, te ceban mates y comparten”, dijo una vecina que se identificó como Mabel. “Y un día saltó que había habido una denuncia por este tema. Yo soy madre y me conmoví muchísimo y ahí comenzamos a atar cabos. Hubo abusos en el seminario, de alguna manera él era el jefe y sometía a algunos chicos. A mí me llamó la atención que se abriera un seminario en Orán”, agregó.
En defensa de Bergoglio las fuentes vaticanas señalan que el Papa desconocía las denuncias cuando designó a Zanchetta en su cargo de asesor en el APSA, un organismo que administra una suma aproximada de cinco mil propiedades del Vaticano y un patrimonio valuado en 2700 millones de euros, según consta en último balance de la Santa Sede.
Un sacerdote salteño que pidió no ser identificado sostuvo que “hay mucho dolor por la actitud que tiene el Santo Padre en virtud de la amistad que tiene con Zanchetta”, y pidió que se avance con la Justicia. Respecto de los seminaristas supuestamente abusados solicitó que se presenten ante la justicia, y añadió que “tenés que tener en cuenta que muchos de los que ingresan al seminario provienen de familias humildes o con problemas y tienen miedo por las influencias”.
Entre sus antecedentes, el obispo ahora investigado cuenta también con haber sido subsecretario de la Conferencia Episcopal Argentina, cargo que asumió en diciembre de 2008, a la edad 44 años. En mayo de 2014 Zanchetta fue detenido por Gendarmería Nacional en ruta de Salta en un operativo de rutina y, en principio, se negó a ser revisado y amenazó a lo gendarmes con denunciarlos a sus superiores. Tras la discusión el vehículo fue inspeccionado y se le permitió continuar.
La situación planteada ahora por las investigaciones contra Zanchetta ocurren en medio de un cúmulo de denuncias por abusos sexuales de ministros eclesiásticos católicos en todo el mundo y a pocos días de que, convocados por Francisco, se reúnan en Roma los presidentes de las conferencias episcopales de todo el mundo precisamente para establecer criterios para afrontar el tema en la Iglesia Católica.