La estatal Nucleoeléctrica puso en marcha ayer el reactor de la central nuclear Embalse luego de haberse concluido las tareas de extensión de su vida útil por otros 30 años. El proyecto contempló tres etapas: 1) evaluación y factibilidad de la obra; 2) firma de contratos, compra de equipos, fabricación de grandes componentes, adquisición de un simulador y capacitación del personal; y 3) ejecución de las tareas de renovación en la central. Las dos primeras fases se llevaron adelante durante el gobierno anterior y la tercera durante la gestión de Mauricio Macri. La intención oficial es que para el próximo invierno la central funcione a pleno y aporte energía para 3 millones de personas.
La decisión de avanzar con la extensión de la central de Embalse, ubicada a 70 kilómetros de la capital cordobesa, se tomó durante la presidencia de Cristina Fernández de Kirchner. El 25 de noviembre de 2009 el Congreso Nacional declaró las obras de interés nacional a través de la ley 26.566. En 2010 se firmó un contrato con IMPSA, de Enrique Pescarmona, para la construcción de los generadores de vapor que la firma entregó en agosto de 2016. En 2013 se instaló en Embalse un simulador de alcance total, réplica exacta y en escala real de la sala de control principal de operaciones, que se utilizó en la capacitación del personal de la planta y como herramienta de ingeniería. Además, ese mismo año se obtuvo un crédito de la CAF –Banco de Desarrollo de América Latina– por 240 millones de dólares, siendo la primera vez que un organismo multilateral otorgó un crédito para un proyecto nuclear.
La última etapa de la obra comenzó el 31 de diciembre de 2015 cuando Embalse salió de servicio. Inicialmente estaba previsto que esta fase demorara dos años, pero al final terminaron siendo tres años. El subsecretario de Energía Nuclear, Julián Gadano, reconoció la demora el pasado 3 de octubre en una jornada realizada en el Centro Argentino de Ingenieros, pero aseguró que sería sólo de ocho meses y no de un año porque tomó abril de 2016 como punto de partida de la última etapa, cuando efectivamente comenzaron las obras de extensión en la central. No obstante, fuentes de Nucleoeléctrica Argentina (NASA) aseguraron a PáginaI12 que ya en enero de 2016 estaba todo listo para empezar, pero se demoraron porque en ese momento el gobierno había paralizado casi todas las obras públicas para auditar lo heredado y no desembolsaba los fondos. La demora también estuvo motivada por los problemas que hubo con la soldadura de los alimentadores por donde debe entrar y salir el agua pesada.
Dos meses después de haber reconocido públicamente la demora, Gadano sorprendió al asegurarle al diario La Nación el pasado 5 de diciembre que los trabajos de extensión de vida de Embalse “se hicieron en tiempo y cumpliendo con el presupuesto; la contracara de Atucha II que es el ejemplo de cómo no hay que hacer las cosas”. Las críticas a la gestión anterior fueron consideradas en el sector casi una autoincriminación porque muchos recuerdan que Gadano fue vicepresidente de la Autoridad Regulatoria Nuclear desde el 6 de marzo de 2012 hasta el 10 de diciembre de 2015, designado a través del decreto 321/2012 firmado por la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner.