En la visión del presidente Mauricio Macri, los últimos 70 años del país se vivió “de fiestas” de los que supuestamente no puede recuperarse en los tres que lleva él de mandato. La definición llamó la atención porque dentro de ese amplio período “festivo” abarcó una sucesión de dictaduras militares, especialmente la última con un saldo luctuoso de miles de víctimas. “Me resulta tremendamente hiriente”, confesó la titular de Abuelas, Estela Carlotto, sobre la referencia presidencial. Tampoco en lo económico los especialistas consideran ese período como un todo dado que hubo muy diferentes políticas con diferentes resultados y no es justamente los tramos que gobernó el peronismo los de peor rendimiento sino más bien lo contrario. “La decadencia comenzó con la última dictadura militar”, definió el historiador y economista Mario Rapoport. Por otro lado, el Presidente defendió con entusiasmo sus frecuentes períodos de vacaciones. “La verdad que no las entiendo”, dijo sobre las críticas que recibe por eso, y explicó que en este momento necesitaba “recuperar energías” aunque hay un tema que, reconoció, del que nunca podrá recuperarse: la derrota de Boca contra River en la final de la Copa Libertadores (ver aparte).
Macri está de vacaciones en Villa La Angostura desde antes de Navidad y seguirá en esa situación hasta la semana que viene cuando visitará Santa Cruz y Tierra del Fuego. Para dar una imagen de actividad, en los últimos días se mostró en un par de actos y ayer dio dos entrevistas a una radio de Neuquén y a otra de Córdoba. Ofreció respuestas casi calcadas y, en general, una versión muy parcial de la situación actual.
A la crisis económica, contó, se llegó por dos motivos (la traducción de aquel “pasaron cosas”): la sequía y el conflicto comercial entre Estados Unidos y China que “hizo girar el mundo financiero”, según su definición, evaporando los dólares que habían llegado, lo que desfinanció la economía. “Tenemos que bajar el gasto público, no se puede gastar más de lo que uno tiene, no se puede vivir de prestado”, dijo como moraleja, luego de haber endeudado al país a niveles récord y haber acudido al FMI de urgencia cuando los mercados se le cerraron.
A su entender, pese a la malaria, la crisis dejó también un saldo positivo porque “crecimos mucho más como sociedad” dado que “comprendimos y aceptamos realidades”. “Comprendimos que de 70 años de fiestas, especialmente los últimos 15, no se sale en tres años”, fue la frase exacta que dijo en la entrevista con la radio cordobesa. Calificar como festivo semejante período de la historia contemporánea argentina, jalonado de tragedias y crisis económicas, generó las imaginadas repercusiones.
“Este hombre ha vivido y vive en una burbuja”, lamentó Carlotto.
“Por la edad que tengo y por la historia que me tocó vivir, inclusive por fuera de la última dictadura militar, la mención a los 70 años de fiestas me resulta tremendamente hiriente y de un absoluto desapego de humanidad hacia el pueblo más necesitado”, añadió la titular de Abuelas. Y concluyó: “Decir que hubo 70 años de fiesta, más allá de la falsedad, ya entra un poco en el estado de demencia porque desde 1930 hemos vivido con dictaduras militares que interrumpieron gobiernos constitucionales, con represión y, por supuesto, con la anulación de todos los derechos, hasta llegar al terrorismo a ultranza de la última dictadura”.
Respecto al costado económico, Mario Rapoport –uno de los especialistas que se dedicó más en detalle al estudio del devenir económico a lo largo de la historia argentina– publicó un tiempo atrás un informe en el suplemento Cash de este diario titulado “La falacia de los 70 años” para refutar la letanía repetida por Macri, sus funcionarios y sus voceros mediáticos sobre el supuesto período de decadencia nacional. “Desde los años 40 hasta mediados de los 70 del siglo pasado mejoraron el salario real, la educación, la cultura y la vivienda y se redujo la pobreza”, explicó en el trabajo, luego del análisis de distintas variables económicas.
El historiador y economista, profesor emérito de la Universidad de Buenos Aires, explicó que, en verdad, la decadencia comenzó en la última dictadura con “el formidable negocio del endeudamiento externo, que lo llevó de 8 mil millones a 170 mil millones de dólares, más las devaluaciones, la fuga de capitales, los procesos hiperinflacionarios, la enajenación de activos del patrimonio nacional, el empobrecimiento de gran parte de la población, el crecimiento nulo y la gran crisis de 2001”. Bien al contrario de lo que da a entender Macri, sostuvo que esta crisis se revirtió fuertemente durante los años de gobiernos kirchneristas. Más allá de eso, explicó que la decadencia argentina viene de la mano de los gobiernos que prohijaron políticas neoliberales, no de las distributivas. “Fueron menos años que los que afirma el presidente Macri, pero le hicieron mucho daño al país”, analizó Rapoport, sobre esas políticas, similares a las que busca imponer la gestión de Cambiemos.
En las entrevistas que dio, Macri se cuidó mucho de dar pronósticos, dado los garrafales errores de los últimos años. “Espero que este año la Argentina va a volver a crecer”, insistió. Le preguntaron por la calificación que le ponía a su gestión, dado que el año pasado, la anterior vez que lo habían entrevistado en Neuquén, se colocó un ocho. Obviamente, esta vez no quiso puntuarse. “Este es el camino, no hay otro”, buscó convencer.