Espectáculos, talleres y charlas ofrecidos por referentes del género constituyen la programación de “Clown en el Conti”, ciclo que ya comenzó y que se extenderá hasta el 19 de marzo en el centro cultural ubicado en la ex ESMA. Es la tercera edición, y en lo que va del mes ya han presentado sus obras Lila Monti, Yanina Frankel, Gabriel Cohan y el Dúo Desacorde, en tanto que Gabriel Chame Buendía brindó un taller. Participarán, además, Valeria Maldonado, Marina Barbera, Lautaro Sandoval, Ezequiel García Faura, Ignacio Albani, Pablo Algarañaz, Mercedes Hernández, Marcelo Savignone y Marcelo Katz, entre muchos otros. El marco en el que ocurre la propuesta es complicado: el centro cultural está desfinanciado desde el año pasado. Como los artistas no están cobrando honorarios, se pasa la gorra, mientras que antes los espectáculos y las actividades fueron siempre gratuitos.
Nada ha cambiado, por ahora, en la situación del C. C. Haroldo Conti, que depende de la Secretaría de Derechos Humanos. Hay promesas de que la situación se modifique en marzo. Pero las condiciones de la realización de este ciclo de verano son estas: no se sabe si los actores y actrices que participarán en enero y febrero van a cobrar, aunque se elaboraron los expedientes para que lo hagan. Nada es seguro, considerando que el espacio no recibe fondos y hubo muchos otros artistas que en 2016 han trabajado sin cobrar. Por eso es que se pasa la gorra. En asamblea, los trabajadores del espacio decidieron continuar con su campaña “El Conti no se achica”, y al público que se acerque por estos días le informarán del panorama como lo venían haciendo, según indicó a PáginaI12 una de las delegadas, Ana González.
Fue Javier Margulis el impulsor de este ciclo, ex director del área de Teatro, despedido en diciembre. La clown Marina Barbera, quien mañana a las 19 presentará su unipersonal Parece ser que me fui, expresó: “Hoy, en las condiciones de recorte que vive el Conti, los artistas y el público siguen repletando la sala. Llenar de dicha, unión, encuentro e inspiración un espacio que fue refugio del desastre humano, me hace sentir que todos los que nos acercamos ahí creemos que existe otra visión regeneradora de nuestros actos atroces. El Conti no es la memoria muerta de un museo repleto de cosas arrumbadas y olvidadas. Es una señal de vida. De estar latiendo. Ojalá podamos tener la templanza de cuidarlo”.
Sobre el espectáculo, dirigido por Raquel Sokolowicz, pionera del género en la Argentina, Barbera contó: “La obra es todo lo que puede pasar en un solo instante por el mundo de Marta. Tal vez, mientras queda atónita mirando hacia la nada, sentada en la diminuta silla de su casa, o en el trayecto de algún recorrido corto hacia un lugar donde cada día va. Lo que acontece es un viaje. Ella está quieta y el espacio parece ser que está vacío y delimitado. Y si hubiera una ventana, Marta la abriría y espiaría. Y si hubiera un precipicio, intentaría volar. Se trasladaría sin hoja de ruta. Tal vez le daría miedo, pero lo haría igual. Nada de esto parece que existe, y sin embargo todo sucede”.
La actriz considera que la nariz roja transita por un buen momento. Y que tienen especial fuerza actualmente los unipersonales femeninos. “Gracias a todos los dioses en los que se pueda creer, con la llegada de la democracia se asentó como uno de los lenguajes que transformó la actuación en la Argentina. Llegó para quedarse y expandirse hasta el día de hoy una nueva poética que inspiró con generosa pasión a la generación a la cual pertenezco”, sostuvo. Su generación sigue los pasos de Cristina Moreira, Sokolowicz y de los miembros del Clú del Claun. “Siempre hubo mujeres cómicas. A través del tiempo, entre peleas a veces no muy felices y acuerdos merecidos fuimos abriéndonos espacios. Es un momento en el que ambos géneros nos estamos permitiendo integrar todas nuestras partes. Seamos hombres o mujeres, necesitamos poder reírnos, enojarnos y rebelarnos ante nuestras partes aparentemente erróneas”, opinó Barbera.
Por su parte, Luis Nacht, director del área de Música y ahora también de Artes Performáticas del Conti, explicó la razón de ser de esta propuesta: “Lo artístico es una manera de interpelar a la historia y al presente. El clown tiene la frescura de la improvisación y un trabajo muy elaborado de los personajes. Está dispuesto a todo, aporta a la realidad una visión poética, graciosa y brutal de esta época, y esa mirada es tan importante como necesaria para entendernos como sociedad”. Nacht aclaró que, aunque varios de los espectáculos son para toda la familia, gran parte de la programación está orientada específicamente al público adulto.
Este fin de semana será el turno, también, de Alberto Gerchunoff y Nano Aznarez –que animarán el hall– y la obra Quizás quiso decir. “Como una suerte de minimalismo actoral-payaso y el espacio vacío, dos hombres se encuentran en la intimidad de una pesca, y en esa espera surgen reflexiones y evocaciones absurdas”, contó el director, Agustín Flores Muñoz. Actúan Ignacio Albani y Pablo Algañaraz. “El proceso de la memoria es el eje de la obra. La sustancia del encuentro entre los personajes está trazado por los viajes delirantes de sus recuerdos: el amor, el desarraigo, la soledad, la competencia, la despedida y la muerte son islas en el camino al encuentro entre los personajes”, sintetizó.
En un momento en que sobresalen los unipersonales de clown, Flores Muñoz aclaró que no fue “una búsqueda específica” el trabajo a dúo. “Pero sí puedo decir que tiene una profundidad y un tratamiento muy diferentes al del unipersonal”, dice el músico y actor, compositor de la banda sonora de muchos espectáculos clownescos. “Desde que empecé a vincularme con este lenguaje hasta ahora hubo un crecimiento en la cantidad de personas que se dedican a él profesionalmente. Mi experiencia es particular, porque yo ingresé a este mundo a través de la música”, explicó.
Para el director, en la ex ESMA, “la cercanía con la muerte, el horror y todo lo que pasó allí, hace que público e intérpretes se pongan más vitales, más esenciales”. Flores Muñoz también se refirió a la situación que atraviesa el Conti. “Este espacio es sagrado, porque representa la transformación de lo que antes había sido un espacio de horror. Es sagrado, también, porque no es que hay monumentos para recordar, sino que tiene una acción clara, cultural y constante. Me gusta mucho estar acá, me conmueve. Es una manera muy poderosa de tratar a la memoria. Queremos apoyar, defender y acompañar tanto a los trabajadores como a la propuesta del espacio”, concluyó el director.