Nelvi Volders es la madre de Sofía Oswald, cuya muerte puso en evidencia la falta de políticas de seguridad vial para los ciclistas en la Ciudad.
–A un año de la muerte de Sofía, ¿en qué estado está la causa judicial?
–Después de diez meses, el chofer Eduardo Emilio Farías está imputado en la causa por “Homicidio culposo agravado” y fue citado a indagatoria recién para el 17 de octubre pasado, pero se postergó para el próximo 5 de febrero. Hay pruebas suficientes en su contra porque la pericia accidentológica y un testigo muy importante corroboraron la responsabilidad del chofer en el fallecimiento de mi hija. Está probado que él la vio e igual intentó pasarla, sin respetar la distancia frontal y lateral que como conductor profesional sabía que tenía que mantener.
–¿Cómo fue el accidente?
–La calzada estaba reducida porque había un container en la mano derecha y una obra de la empresa AySA en la mano izquierda. Con todos los obstáculos que estrechaban la calzada, el chofer igual trató de pasarla y la embistió. La sobrepasó de forma imprudente. Esto no fue un accidente, la muerte de Sofía era totalmente evitable. Hoy él sigue teniendo la licencia profesional y su vida sigue como si nada. Y yo estoy sin mi hija.
–¿Tuvieron alguna respuesta de la empresa?
–Lo único que sé por algunas versiones es que ahora está como inspector y no lo dejan manejar más. Entiendo que más que nada por temor a un escrache por el grado de visibilidad que tuvo el caso. Si no hubiera habido esta movilización, Farías seguiría manejando porque sigue teniendo la licencia profesional.
–¿Y se comunicaron para solidarizarse?
–No, nunca. En algún momento tuve un contacto con la empresa por todo lo que tiene que ver con el seguro y demás, pero nunca se acercaron. En un primer momento, incluso, el padre de Sofía llamó a la empresa para ver si podían pagar los costos del velatorio y le dijeron que había sido un accidente y ellos no tenían nada que ver. Eso fue el primer día y después nunca más.
–¿Y por parte del Gobierno de la Ciudad?
–Sofía trabajaba para el Gobierno de la Ciudad como agente de prevención en los corredores seguros. No se acercó absolutamente nadie, pero sí se comunicaron cuando tuvimos un problema con la bicicleta blanca que se puso en homenaje a ella. Masa Crítica puso una bicicleta como recordatorio en el lugar del hecho, sobre la calle Perú, y el Gobierno de la Ciudad la sacó. Ahí sí se acercaron para decirme que había sido un error y la volvieron a poner sin ningun problema.
–¿Cómo surgió la idea de este homenaje?
–Las bicicletas las pone Masa Crítica en homenaje a los muertos en accidentes en bicicleta. Lo que pasa es que se visibilizó más el caso de Sofía porque un mes antes había sido la muerte de Franco Sánchez, un chico de 20 años que murió en Pompeya en diciembre de 2017. Al mes siguiente fue la muerte de Sofía y a la semana falleció Isabel Vera. O sea que en un mes murieron tres personas por accidentes en bicicletas, eso hizo más visible el tema y Masa Crítica decidió colocar estas bicicletas juntas.
–¿A partir de la muerte de Sofía te pusiste en contacto con madres y familiares de víctimas de siniestros viales?
–Sí, sigo en contacto con la mamá de Franco y con el hermano de Isabel. Además, yo estoy en contacto con Marcelo Calderón y toda la gente de Masa Crítica, que me acompaña muchísimo en las marchas, en rendir homenaje y en todo este tipo de acciones. El mes pasado fuimos a la bicicleteada que se hace el primer domingo de cada mes, que fue en homenaje a Franco y ahora, en enero, es en homenaje a Sofía e Isabel. Y por eso convoco hoy a familiares y amigos para pedir justicia por mi hija y que no haya ninguna otra demora en la causa.
–¿Como era Sofía?
–Sofía tenía 26 años. Trabajaba. Vivía conmigo en casa. Era feminista. Estudiaba Artes del Fuego en la Universidad Nacional de las Artes. Hacía cursos de fileteado y le gustaba todo lo que fuera el trabajo artesanal. Hacía natación. Y le encantaba andar en bicicleta, iba a todos lados en bicicleta y era una excelente ciclista. Cuando me dijeron que había tenido un accidente, lo dudé porque ella era muy buena y prudente manejando. Y por eso cuando tuvimos el video me encegueció. El video lo recolectó un familiar porque al principio no había pruebas de nada. Sofia habia tenido un accidente, el chofer no la vio y se la llevó por delante. Punto. Con esa información salí yo de la comisaría el día del accidente. Pero a la semana, cuando el caso empezó a tomar impacto mediático, mi hermana entró a una fiambrería que vio que tenía cámaras de seguridad y pidió ver la filmación. Así salió a la luz cómo fue todo. Cuando fui a la fiscalía, no tenían pruebas, no habían levantado ningún testigo, no había nada. Tuvimos la suerte de que un testigo nos llamó y que nosotros encontramos el video y se lo entregamos a la fiscalía. A raíz de eso, mandaron a la policía a hacer un nuevo relevamiento y a consultar testigos. O sea, que hicieran todo lo que no habían hecho en su momento. El accidente de Sofía fue en la calle Perú y Estados Unidos, a media cuadra de la comisaría, y a los dos minutos de que fue el accidente ya estaban ahí, pero a la semana no tenían ni un solo testigo.
–¿Cual es el mejor homenaje que se le puede hacer a Sofía?
–Estoy mucho con las Madres del Dolor y, personalmente, siendo que después de que te pasa algo así lo único que querés es que no le pase a nadie más. Lo veo en ellas y ahora me pasa lo mismo a mí. Pero yo en este momento, antes que nada, tengo un desesperado pedido de justicia por Sofía. Yo todo lo que hago lo hago por eso: para visibilizar el caso y que no quede impune. Pero siento que la Justicia es muy lenta. ¿Cómo puede ser que este chofer siga teniendo su licencia y haciendo su vida normal como si nada hubiera pasado cuando yo estoy sin mi hija? Nunca pensé que iba a vivir algo así. Hay que hacerle entender a la gente que en una bicicleta va una vida y hace un año iba la vida de mi hija y este señor se la llevó. Era una muerte totalmente evitable.