Romances, rupturas, brotes de peleas aterradoras entre amantes, daños a instrumentos (y a cráneos), divorcios, abuso de drogas, alcoholismo, peleas a causa del dinero, diferencias musicales... y montones, montones y montones de discos exitosos: quizá Fleetwood Mac a veces pueda sonar meloso, pero fuera del escenario fueron cualquier cosa menos eso. “Se puede decir que somos un grupo de personas que no pertenecen a la misma banda”, dijo una vez Lindsay Buckingham sobre el fracturado grupo. “Es la sinergia de eso lo que hace que funcione”.
Sea que triunfaron a causa de su célebre relación volátil o a pesar de ella, Fleetwood Mac se levantó de las cenizas de su propia autodestrucción más veces de lo que parecía posible. En los pasados cincuenta años, han encontrado un hogar propio siempre balanceándose en el borde de la implosión. Sin el deseo o quizá sin la capacidad de dejar ir al otro. Su nuevo disco aniversario, 50 Years - Don’t Stop (50 años - No te detengas) difícilmente podría tener un título más apropiado.
No es que los actuales miembros no hayan intentado parar. Stevie Nicks dejó la banda en 1990 a causa de una disputa con Mick Fleetwood, pero volvió a unirse algunos años después. El guitarrista Lindsay Buckingham se fue en 1987, justo antes de una gira mundial de la banda, para “dedicarme a la siguiente fase de mi crecimiento creativo”... solo para encabezar una reunión diez años después. Cuando Christine McVie hizo las valijas en 1998, incluso fue tan lejos como para mudarse a un soñoliento pueblo en Kent. “Hay tantas chances de que McVie regrese como de que un asteroide impacte contra la Tierra”, dijo Stevie Nicks en 2012. Poco más de un año después, McVie estaba de regreso en la banda, y no había asteroides a la vista.
En los comienzos, por supuesto, algunos miembros se fueron para siempre. Cuando Fleetwood Mac se formó, en 1968 en Londres, el cambio de integrantes era una constante tal que la “Lista de miembros de Fleetwood Mac” (hubo 18 de ellos) tiene su propia entrada específica en Wikipedia. Tras sufrir una declinación mental inducida por el abuso de drogas, el miembro fundador Peter Green se fue en 1970: el fue quien lideró la banda a través de su temprana era de blues y rock, y canciones como “Somebody’s Gonna Get Their Head Kicked in Tonight” no podrían ser más diferentes al sonido pop rock que la banda desarrolló con el tiempo. El guitarrista Danny Kirwan fue despedido en 1970 luego de romper su instrumento –y su cabeza– contra la pared de un camarín antes de un show. El cantante y guitarrista Bob Welch, que estaba cada vez más alejado de John y Cristine McVie y cuyo matrimonio se caía a pedazos, renunció en 1974. Fue reemplazado por Stevie Nicks y Lindsay Buckingham, un dúo de cantante y compositor de Los Angeles, y ahí fue donde empezó realmente la turbulencia.
Cuando Fleetwood Mac editó Rumours en 1977, el álbum era el retrato de un grupo en crisis. Christine y John McVie se estaban divorciando, y Christine tenía un romance con el ingeniero de sonido de la banda; Nicks y Buckingham también se estaban separando. Todos salvo uno de los temas estaban escritos por miembros individuales, lanzándose frases entre sí en las canciones y luego esperando que el sujeto de su vitriolo ayudara a tocarlas. “Go Your Own Way” fue escrita por Buckingham como un ataque apenas velado a Nicks. Más tarde ella señaló que “cada vez que esas palabras aparecían en el escenario, quería ir y matarlo”. En lugar de eso se dedicó a cantar las armonías... y luego escribió su propio contraataque en la forma de “Dreams” (“Pero escuchá cuidadosamente el sonido de tu soledad... recordando lo que tuviste y lo que perdiste”). John McVie tocó el bajo en “You Make Loving Fun”, una canción que su esposa Christine había compuesto sobre su romance extramatrimonial. El proceso de composición y grabación fue un desastre absoluto... pero el disco era una obra maestra.
El título que siguió a Rumours, Tusk (1977), fue el disco más caro realizado hasta ese momento, y también quedó ensombrecido por el drama. Vendió cuatro millones de unidades, una cifra impresionante de cualquier manera, pero que en realidad tenía que ver con el arrastre de los diez millones vendidos por Rumours: la compañía discográfica lo consideró un desastre comercial.
Estimulados tanto por su éxito como por sus fracasos, los integrantes de la banda entraron aún más profundamente en un espiral de adicción a las drogas. Se acostumbraron a guardar bolsas de terciopelo llenas de cocaína bajo la consola de mezcla, para tener acceso inmediato al polvo mientras grababan. En sus memorias, Mick Fleetwood estimó que si se juntaba toda la cocaína que había tomado en el curso de veinte años podía formar una línea de diez kilómetros. “Todos nosotros éramos adictos”, dijo Nicks. “Pero llegamos a un punto en el que yo era la peor adicta. Era una chica, era frágil, y estaba tomando un montón de coca. Tenía un agujero en la nariz. Era algo bastante peligroso”. Mientras grababan Tango in the Night en 1987 se pegaba saques entre tomas, y registró sus voces sin poder mover las piernas. En ese período que se caracterizó por la fractura y el consumo desenfrenado, los integrantes de Fleetwood Mac se dijeron en muchos momentos que el proyecto estaba terminado. Pero siguieron haciendo discos.
50 Years - Don’t Stop cubre todo eso, abarcando desde el material más temprano, atravesando su período comercialmente más exitoso en los setenta y llegando hasta 2013, cuando la banda aún estaba tirándose trompadas unos a otros en notas periodísticas. El compilado presenta cincuenta canciones y es el sonido de una banda desmembrándose y volviéndose a unir en el curso de medio siglo. Pero la demanda por una recopilación tan extensiva no estuvo siempre garantizada: la reputación del grupo vaciló de manera casi tan salvaje como sus relaciones. En el pináculo de su éxito, de hecho, eran decididamente nada cool. Rumours coincidió con la llegada del punk y un apetito decreciente por el pop californiano, haciendo de Fleetwood Mac –en palabras del mismo Buckingham– “algo increíblemente fuera de onda”. Solo fue recientemente que alcanzaron una aprobación casi universal, uniendo a aficionados a la música, hipsters, baby boomers y millennials.
Como resultado, el sonido de la banda se ha filtrado en el de las estrellas modernas del pop. El disco debut de Harry Styles le debe mucho a Mac. Como para confirmar su impacto en él, incluyó “The Chain” en la lista de temas de su reciente gira solista. Lorde también se inspira en ellos: “Cada canción tiene un lugar en mi corazón, en el tejido de mi infancia y en mi vida familiar”, dijo la cantante sobre Rumours. Desde otros lugares, Florence + The Machine está indiscutiblemente influida, musical y estéticamente, por Stevie Nicks. “Hay algo sobre Stevie que es realmente puro”, le dijo la cantante Florence Welsh a Rolling Stone. “Cuando ella canta suena angelical, pero también salvaje y libre”. La influencia puede escucharse también en los riffs de los californianos Haim. “Me lo tomo con mucha delicadeza cuando la gente dice eso”, dice la cantante Danielle Haim sobre las comparaciones. “Fleetwood Mac es una de las más grandes bandas de la historia”. Aún así, parece improbable que cualquiera de los artistas tan influidos por Fleetwood Mac pudiera atravesar las mismas tormentas y salir intactos. “¿Te imaginás si hubiéramos hecho Rumours en el clima actual? Mi Dios...”, dijo Buckingham. En estos días, las bandas tienden a presentarse bajo un aspecto amigable, para no excitar a las redes sociales y los tabloides amantes del escándalo. Seguro, hay quienes buscan capitalizar los rumores de peleas, pero el ciclo de 24 horas de noticias es tan febril que los que lo hacen implosionan rápidamente.
Sea cual sea el lente a través del cual se los examine, de cualquier manera, la explosiva química de Fleetwood Mac es única. De algún modo, la banda logró prosperar siempre a través de exponer sus peleas y lanzándose de cabeza a su tempestuosa relación. “Suponía buena parte de la atracción, era un importante combustible para nuestro material”, dijo Buckingham hace algunos años sobre la tormentosa dinámica interna de la banda. “No muy por debajo de ese nivel de disfunción está lo que realmente existe: el amor”. Ese amor, por supuesto, es hoy tan precario como siempre. En estos momentos Buckingham acaba de ganar la millonaria demanda que interpuso ante sus compañeros de banda, luego de que lo eyectaran de un inminente tour mundial. Sin dudas, algún día volverá. Para Fleetwood Mac, tocar música y caerse a pedazos están inextricablemente vinculados. “Tengo la sensación de que gran parte del drama del pasado en la banda se ha ido”, le señaló un entrevistador a Stevie Nicks algunos años atrás. “Bueno, no confíes demasiado en eso”, le advirtió ella. “Somos una tribu dramática”. Y así seguirá siendo.
* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para Página/12.