Se cumplen cien años de una de las huelgas emblemáticas en la historia de la lucha de clases de la región Argentina cuando el proletariado de tendencia revolucionaria llevó adelante un movimiento que conmovió a la sociedad por su alcance y trascendencia.

Desde fines de 1918 se multiplicaron los conflictos gremiales, aumentó considerablemente la carestía de la vida, y los trabajadores no resignados a padecer la miseria se reunieron en múltiples asambleas de portuarios, panaderos, tranviarios, etc. y se lanzaron a la huelga.

Lo que en principio aparecía como un conflicto parcial en los talleres Vasena derivó en la Semana Trágica.

En enero de 1919 hizo eclosión el conflicto en el establecimiento metalúrgico más importante del país con una ola de despidos de los militantes combativos, contratación de rompehuelgas de la Asociación del trabajo, los obreros organizados en la Sociedad de Resistencia, bloquearon los depósitos y cortaron el suministro de materias primas, del enfrentamiento entre los proletarios y las fuerzas estatales quedó un tendal de heridos y muertos, al día siguiente el cortejo fúnebre fue atacado incluso en el interior del cementerio de La Chacarita.

Durante La Semana de Enero de 1919 barrios como Barracas, Almagro, parque Patricios y Pompeya fueron escenarios de refriegas entre obreros y fuerzas policiales y militares.

La represión desplegada por el gobierno de Yrigoyen es comparable y hasta mayor que la del Centenario y hubo un brote antisemita sembrando el terror en barrios como Villa Crespo, ejecutando "limpieza étnica", pogrom como en la Rusia zarista, arrasando vivienda de vecinos de origen judío, la "caza de maximalistas". Esto contó con la anuencia estatal y fue perpetrada por la Liga Patriótica Argentina, los cajetillas porteños al mando de Manuel Carlés y Monseñor DÁndrea, salidos del Círculo Naval.

Luego de las cruentas jornadas con miles obreros presos y cientos de deportados, Vasena tuvo que allanarse a reconocer la reducción de la jornada laboral ocho horas y conceder, la reincorporación de los despedidos y el aumento de salarios requerido por los trabajadores.

Ardiente memoria de un hito singular en las luchas sociales de la Región.