Ayer, en el 72º aniversario de la liberación del campo de Auschwitz por el ejército soviético, Alemania rindió homenaje a las víctimas del nazismo, mientras crecen las críticas al cada vez más popular partido ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD), excluido de varios actos por cuestionar el recuerdo del Holocausto.

En este campo situado en territorio polaco, el régimen de Adolf Hitler asesinó a al menos, 1,1 millón de personas, la mayoría en cámaras de gas. No obstante, muchas de las víctimas fallecieron de hambre o a causa de enfermedades que contrajeron al vivir en condiciones infrahumanas y un entorno hostil.

“Este año recordamos especialmente a los enfermos, a los desamparados y a quienes los nazis consideraban que ‘no merecían vivir’ y que fueron asesinados a través del llamado programa de eutanasia”, indicó el presidente de la Cámara Baja, Norbert Lammert, esta mañana en Berlín.

“Fueron 300.000 personas y la mayoría de ellas habían sido forzosamente esterilizadas con anterioridad y torturadas”, agregó Lammert, en referencia a la matanza sistemática de discapacitados mentales y físicos internados en instituciones que se llevó a cabo durante el Tercer Reich.

El genocidio nazi no afectó solo a los judíos. En su discurso ante el Bundestag, en el que estuvieron presentes también la canciller alemana, Angela Merkel, y el jefe del Estado, Joachim Gauck, Lammert recordó que la muerte de estos enfermos y discapacitados en cámaras de gas sirvió como “ensayo” y “modelo” para los posteriores asesinatos masivos en los campos de exterminio.

En tanto, en otra cámara, la regional de Turingia, el líder de la ultraderechista Alternativa para Alemania (AfD) en ese estado federado, Björn Höcke, se veía excluido del acto de homenaje a las víctimas del Holocausto, así como en la posterior ofrenda floral en el campo de concentración nazi de Buchenwald.

El presidente de esta cámara regional, Christian Carius, vetó la presencia de Höcke en respuesta a un discurso de la semana pasada en el que el líder ultraderechista abogó por un “giro de 180 grados en la política del recuerdo” y repudió el monumento berlinés a las víctimas del Holocausto. La fundación que administra el antiguo campo de concentración le prohibió ingresar al recinto por el mismo motivo. Al inicio del acto en el Landtag (cámara baja regional), Carius explicó que había comunicado a Höcke “que su presencia era percibida como una provocación”.

El grupo parlamentario de AfD condenó “enérgicamente” la decisión del presidente del Landtag y acusó a Carius de coaccionar a Höcke para que abandonara el pleno con la amenaza que de lo contrario no comenzaría el acto, al cual habían sido invitados supervivientes de Buchenwald.