Aunque de vacaciones para terminar con proyectos propios (libro y película), Fernando “Pino” Solanas insiste en la concreción de “un amplísimo frente patriótico” y “sin exclusiones” que le ponga fin a la etapa macrista y crear “un gobierno de transición” capaz de modificar la “gravísima” herencia que dejará Cambiemos. El senador porteño por Proyecto Sur sostiene que después de la experiencia brasileña que abrió el camino a la “restauración autoritaria y conservadora” de Jair Bolsonaro, la elección de este año en la Argentina es “un momento límite para Latinoamérica”. 

–¿De vacaciones?

–Mis vacaciones son cerca de Buenos Aires y las dedico a terminar trabajo que no he podido hacer durante el año. Un libro y una película documental sobre el proceso creativo: una historia de tres grandes amigos que nos conocíamos de la juventud. Con el artista plástico Luis Felipe Noé y el dramaturgo Eduardo “Tato” Pavlovsky vivimos el exilio juntos y un día descubrimos que los procesos con los que elaborábamos nuestra obras era muy semejantes y son muy argentinos: con privilegios de espontaneidad y de ese tránsito imprevisible y caótico.

–¿No hay descanso en el año electoral?

–Iré a ver a mi hijo un fin de semana a Uruguay y después a Brasil, por la familia de mi señora, pero la situación no da ganas de ir: ese hermosísimo pueblo viviendo esta restauración autoritaria y conservadora que no imaginábamos. Estamos viviendo un momento límite para todo el continente latinoamericano después de los avances extraordinarios de las dos primeras décadas de este siglo con el fortalecimiento del Mercosur, la creación de la Unasur. No hay que olvidarse que Cristina Kirchner reunió a todos los presidentes en Bariloche en el Golpe de la Medialuna en Bolivia contra Evo Morales y durante la intervención de Néstor Kirchner para frenar la posibilidad de un enfrentamiento bélico entre Colombia y Venezuela.

–La situación en Latinoamérica ha cambiado… 

–Es un plan absolutamente deliberado donde se reemplazan los golpes militares por golpes jurídicos, que son una verdadera farsa. El objetivo es retrotraer varias décadas: reforma laboral, eliminar el régimen provisional actual y aplicar una política de seguridad interior muy pronorteamericana. 

–¿Y en Argentina?

–Si Macri gana las elecciones de este año es una derrota estratégica para todo el continente, donde el único foco de esperanza es el talento del luchador incansable Andrés Manuel López Obrador en México. 

–Usted propuso para frenar esa posibilidad y armar un “frente patriótico” antimacri. ¿Cómo ve ahora esa construcción? 

–La situación económica es conocida: aumentos del más del dos mil por ciento en energía, una inflación acumulada desde el año 2016 de mas del 120 por ciento, el deterioro del salario, la destrucción de la industria nacional, un verdadero desastre. Llamamos a la conformación de un amplísimo frente sin exclusión alguna, si hay conciencia de la gravedad del problema argentino y latinoamericano.

–¿Quiénes tienen mayor responsabilidad en esa construcción frentista?

–La responsabilidad de conducción es del Justicialismo y de Unidad Ciudadana, como dos polos importantes de la oposición, es enorme y estoy muy preocupado porque se sigue perdiendo tiempo. No puede pasar de febrero construir un frente amplísimo y patriótico con un gobierno de emergencia capaz de hacer los grandes cambios sobre el país que va a dejar Cambiemos en diciembre, como el regalo de la deuda externa, con todos los partidos y movimientos sociales que quieran participar en una gran Paso con sistema D’Hondt sin piso. Hay un pueblo esperando que surja la oposición y todo está indeciso, ambiguo, indefinido. 

–¿Qué sucede con los sectores del progresismo como el socialismo santafesino o Margarita Stolbizer, que admiten la unidad con algún sector del peronismo como Sergio Massa pero reniegan de un frente más amplio?

–El centroizquierda cae en una trampa. La polarización en Argentina no la van a poder frenar. Esa tentativa puede llegar a ser funcional a la única verdad política que ejecuta el macrismo que es la división del espacio opositor. Entonces es muy peligrosa. Ese progresismo, de origen radical, en el fondo es profundamente antiperonista, en sus charlas critican al populismo, a Perón. Están muy atrasados. 

–¿Tuvo señales de la convocatoria que propuso?

–Con todos los sectores que hemos hablado están de acuerdo. Pero a los sectores mayoritarios que tienen fuerza en ese conglomerado –hay dirigentes como Sergio Massa, Miguel Pichetto y Juan Schiaretti– les pido atención para que no terminen siendo funcionales al neomacrismo. No solo es preocupante la demora en la constitución de un gran frente, también la convocatoria a debatir un gran proyecto estratégico nacional. Argentina sigue navegando a la deriva.