La pericia sobre la compra de gas licuado con la que fueron enviados a prisión Julio De Vido y Roberto Baratta “no se encuentra ajustada a los parámetros técnicos y académicos que debe poseer un pericia como la encomendada, el método utilizado ha sido incorrecto y las conclusiones alcanzadas fueron incorrectas”. Esta es la conclusión del estudio realizado por tres especialistas, convocados por el juez federal Sebastián Ramos, en la causa seguida contra el perito David Cohen, quien realizó la pericia trucha original. Queda claro, entonces, que se manipuló la causa judicial contra De Vido y Baratta utilizando un ritmo político: a Baratta lo detuvieron tres días antes de las elecciones de 2017 y una semana más tarde se votó el desafuero de De Vido en la Cámara de Diputados.
La nueva pericia, que se le entregó al juez Ramos y a la fiscal Paloma Ochoa, fue realizada por el ingeniero Gerardo Rabinovich; el licenciado en Economía Sebastián Scheimberg y el contador Andrés Di Pelino, como peritos oficiales. En las 70 páginas del texto, las palabras “error” o “erróneo” aparecen en casi todos los párrafos. Por supuesto que los peritos no se pronuncian por la existencia de dolo, es decir de intencionalidad, algo que corresponderá al magistrado. En su momento, hasta el ministro macrista de Energía, Juan José Aranguren, consideró disparatadas las conclusiones. Aún así, utilizaron lo escrito por David Cohen para encarcelar a Baratta, De Vido y procesar al ex titular de Enarsa, Walter Fagyas.
Según el estudio crítico con el trabajo de Cohen, el especialista ignoró datos elementales, como el momento de cada compra, ya que los precios cambian significativamente; los puertos y las metodologías con las cuales se licuaron o se regasificaron los cargamentos y Cohen hasta mantuvo constantes los valores de cálculo entre 2008 y 2015 cuando las alteraciones de costos y precios podían ser vistas simplemente mirando un gráfico disponible con toda facilidad.
De alguna manera, Rabinovich, Scheimberg y Di Pelino tratan de salvar a Cohen sugiriendo que fue “inexperto en el comercio mundial de GNL”, razón por la cual “llegó a resultados equivocados”. También los expertos se abstienen de pronunciarse sobre el plagio: dicen que efectivamente Cohen copió, copió mal, pero que no les corresponde a ellos sacar una conclusión sobre el plagio.
Sin embargo, citan una cantidad insólita de textos copiados, sin mencionar la fuente. “Cuando fundamentó alguno de sus cálculos, omitió señalar la fuente, como por ejemplo, ‘reportes de estudiantes de pregrado, Pontificia Universidad Católica de Santiago de Chile’. Es decir que Cohen tomó datos de una monografía de estudiantes chilenos, sin siquiera citarlos porque obviamente no tenían envergadura como para ser usados como base de referencia en una pericia de semejante importancia. Los especialistas reproducen textos y más textos copiados, algunos hasta del diario Clarín.
La pericia indica que Cohen tomó como referencia el gas norteamericano, cuando eso no correspondía porque casi todo ese gas es absorbido por el propio mercado de Estados Unidos, es decir que no las suben a ningún barco, mientras que los que sí se participan de las licitaciones mundiales son las compras europeas, asiáticas y de los otros países de América. Además, la pericia que llevó a prisión a Baratta y De Vido utilizó parámetros erróneos en casi todos los cálculos: el valor de base, las primas por encima de los precios base, el valor de la licuefacción, los gastos en el puerto de origen, los costos de los buques, los gastos del puerto local, el costo de los seguros y las ganancias de cada empresa proveedora. Aunque los peritos no lo dicen, Cohen hizo un estudio justito para avanzar contra De Vido y Baratta. En forma tácita en la pericia que se le entregó al juez Ramosse dá a entender que las compras de GNL se hicieron a lo que correspondía: los precios surgidos subastas internacionales en las que participaron las más grandes empresas del mundo: Shell, Repsol, Morgan & Stanley; British Petroleum, Gas Natural Fenosa y muchas otras. Los peritos no estaban convocados para convalidar lo hecho por el gobierno anterior sino para evaluar la pericia de Cohen, pero concluyen con claridad que lo hecho por Cohen fue irregular, erróneo y que sobreestimó las diferencias para acusar a De Vido y Baratta.
También los profesionales convocados por el juez Ramos dejan en claro las contradicciones de Cohen cuando dijo, en su declaración indagatoria, que había tomado datos de la CEE, siglas que –según dijo– correspondían a la inexistente Comisión Europea de Energía. Después tuvo que rectificarse y habló de Comisionado Europeo de Energía, pero en otra declaración afirmó que la fuente (siempre la misma sigla, CEE) fue un centro de Estudios de Energía de Texas. O sea, quedó patentizado que Cohen no tuvo el menor rigor científico.
Toda la causa del GNL fue utilizada políticamente mediante el encarcelamiento de Baratta el 19 de octubre de 2017, tres días antes de las elecciones del domingo 22 de octubre. Pero además sirvió para poner sobre el tapete el desafuero de Julio De Vido, votado menos de una semana después, sin juicio y sin condena de ningún tipo. O sea se armó una pericia trucha en el marco de una causa trucha para usar todo en el terreno electoral.
Baratta estuvo preso 140 días por la causa del GNL y luego fue excarcelado y se decretó la falta de mérito. Desde el penal de Ezeiza, donde ahora está detenido por la causa de las fotocopias de los cuadernos, el ex funcionario anunció que seguirá adelante accionando contra Cohen. La palabra ahora la tendrá el juez Ramos. Por su parte, De Vido también fue excarcelado y se decretó la falta de mérito en la causa del GNL, pero continúa en el penal de Marcos Paz por otro expediente armado, el de Río Turbio, a lo que se agregó la causa de las fotocopias de los cuadernos. En ninguna causa hubo juicio ni condena.
Un tema no menor es que cuando quedó en claro que la pericia de Cohen era trucha, la Cámara Federal votó dos a uno por las excarcelaciones y la falta de mérito de los ex funcionarios. El detalle es que Jorge Ballestero y Martín Irurzun votaron en ese sentido, en tanto el único que votó en contra fue Leopoldo Bruglia, hoy el camarista clave en la causa de las fotocopias de los cuadernos.