“Mentir está barato”, le dice José a su mujer, Matilde, quien se encuentra internada, a poco de ser sometida a una operación. El hombre trabaja de testigo falso, una ocupación que le rinde menos de lo que quisiera, en tanto que ella solía tirar las cartas, entre otros rebusques para mantenerse a flote en un país lleno de sorpresas económicas. Estos, los personajes de Freno de mano, comedia de Víctor Winer, saldrán a escena el próximo sábado en el teatro La Comedia (Rodríguez Peña 1062), interpretados por María José Gabin y Esteban Prol, bajo la dirección de Rubén Pires. Completa el elenco un personaje que agudiza los conflictos, a cargo de Iardena Stilman.
José quiere dejar de ser testigo de los problemas viales de los demás y buscarse su propio accidente, que le va a solucionar su condición económica. Pero va a tener que encontrar el modo de viajar a Estados Unidos, ya que, según sus investigaciones, “en Nueva York, un hombre debajo de un auto vale más que en cualquier otro lugar del mundo”. Con humor desbordado y situaciones grotescas, la obra, según Pires, si bien puede tomarse como una metáfora de la Argentina, tiene como motor los conflictos de esta pareja, entre desconfianzas, discusiones y celos, tercera en discordia mediante.
Gabin y Prol, también presentes en la misma entrevista, coinciden en subrayar que la puesta en escena hace a la singularidad de toda obra. No obstante eso, en este caso particular hubo, además, una reescritura del texto, con la idea de ajustarla no solamente a las condiciones sociales y políticas actuales sino también “a los cambios culturales que viene produciendo la lucha de las mujeres”, como define Gabin, lo cual se traduce en eludir lugares comunes que hoy no serían bien recibidos, como aceptar que una mujer sin un hombre queda sin rumbo en la vida. Esta versión no responde al tono trágico que tenía la obra en 2002, cuando se estrenó en el Cervantes, con dirección de Roberto Villanueva. “La construcción de los personajes siempre la realizan los actores”, explica el director, “Son los que aportan la paleta creativa que hace singular la puesta.” Lo que Gabin y Prol tienen en común, subraya Pires, “es que tienen oficio para la comedia, son actores muy corporales y tienen la posibilidad de sostener todo el tiempo una actuación vertiginosa que tiene en la locura uno de sus principales tonalidades”, enumera.
Para los actores la obra plantea la pregunta acerca de cómo sobreviven los vínculos a las crisis o cómo inciden las circunstancias socio-políticas en las relaciones afectivas. Pires, quien ya había dirigido en Sorteo (obra de diversos autores) una pieza de este mismo dramaturgo en el marco del Ciclo Teatro X la Identidad, considera que los personajes de Freno…“pertenecen a la fauna porteña del mundo que plantean obras como Esperando de la carroza, de Jacobo Langsner, o Eran cinco hermanos y ella no era muy santa, de Miguel Iriarte”. Agrega, además, que la pareja “ha vivido bordeando la ilegalidad, tratando de sobrevivir a los ciclos de situaciones de precariedad que han debido enfrentar en este país”. Para Gabin la diferencia esencial entre marido y mujer radica en que José cree que la solución hay que encontrarla afuera, en tanto que Matilde insiste en campear las crisis dentro del país. Para Prol, cualquiera de las extremas decisiones de su personaje, por más delirante que parezca, es una de las formas que asume su enamoramiento, dado que le permitirán seguir la vida junto a su pareja.
Freno… se estrenó en España y en Portugal: “Aunque las crisis globales permiten que lo que pasa en esta obra sea entendido en cualquier país –considera Gabin–, Freno… es profundamente argentina, por como resuena hoy dadas las circunstancias que estamos viviendo”. Si bien Prol destaca la alienación que viven los personajes a fuerza de inventar trucos para sobrevivir, Gabin matiza: “Yo siento admiración por ellos, porque saben cómo transgredir límites y salir adelante. Me hacen acordar a mis tiempos en el under, cuando yo me hacía la ropa, escribía los textos y me subía a cualquier escenario, porque era lo que había”, describe y asegura: “Las crisis no me paralizan sino que, como a estos personajes, me refuerzan la necesidad de sobrevivir como un ser creativo y vital”.
* La Comedia, Rodríguez Peña 1062, jueves y viernes a las 21 y sábados y domingos a las 20.30.