La utilización de la capacidad instalada de la industria se ubicó en noviembre en 63,3 por ciento, 5,9 puntos por debajo de igual mes del año previo, según informó el Indec. Es la mayor caída interanual del 2018. El anterior registro había sido en junio, con un retroceso de 5,3 puntos porcentuales, hasta 61,8 por ciento. La medición, por carácter opuesto, refleja la capacidad ociosa de las empresas ante un menor nivel de producción derivado de una contracción del mercado interno. El mismo organismo había dado cuenta hace unas semanas que la actividad manufacturera en noviembre retrocedió 13,3 por ciento respecto del mismo mes de 2017. Los bloques que presentan un menor uso de la capacidad instalada en sus fábricas son edición e impresión (56,1 por ciento), productos de caucho y plástico (51,6), la industria metalmecánica excepto automotores (44,5), automotriz (44,4) y textiles (43,9). En la encuesta cualitativa ya se refleja que el 52 por ciento de las firmas consultadas no prevé cambios en el uso de capacidad instalada entre diciembre e inicios de 2019, mientras que el 38,9 por ciento anticipa incluso una agudización de la baja.
La capacidad instalada es el potencial máximo de producción que puede lograr una empresa o un sector durante un período determinado. Los factores que inciden en el porcentaje de utilización son varios. Un número muy bajo refleja capacidad ociosa, desinversión, parate productivo y, cuando se lo toma a nivel sectorial, el cierre de plantas en el rubro. Un número muy cercano al cien por ciento tampoco sería deseable, porque indica que no hay inversión para ampliar esa capacidad y la industria opera a su máximo potencial. Actualmente, el índice que informa el Indec da cuenta de un proceso de desindustrialización en varias ramas productivas.
Esta situación se entiende en un contexto de caída del consumo, ante el menor poder adquisitivo de los salarios, y la sustitución de producción local por importada, lo que deriva en cierres de empresas y suspensión de turnos. En resumen, menor actividad. Según el informe del Indec, la capacidad instalada se retrajo 1,5 puntos porcentuales en noviembre contra octubre, cuando había sido de 64,8 por ciento, para un panel relevado de unas 700 empresas.
El bloque de alimentos y bebidas exhibió en noviembre un uso de capacidad instalada de 63,5 por ciento, 4,2 puntos debajo del 67,7 por ciento de igual mes de 2017. "Se explica principalmente por las bajas en la molienda de cereales y oleaginosas, en los productos de confitería y en la elaboración de bebidas. En este último caso, la contracción en la elaboración de aguas y sodas, bebidas gaseosas y cerveza origina la merma en el nivel de utilización de capacidad instalada del segmento de elaboración de bebidas", explicó el Indec. El sector textil, uno de los más castigados por la apertura importadora, refleja su crisis en el bajo nivel de capacidad utilizada. Con el 43,9 por ciento se ubica como el de menor uso de su potencial, y 17 puntos menos que un año antes (60,9). "Esta retracción se origina en la menor elaboración de hilados de algodón y de tejidos, tanto tejidos planos como de punto", reconoce el Indec.
El rubro de edición e impresión, una actividad vinculada con distintos segmentos de la industria alimenticia, construcción y publicidad, hizo uso de sólo el 56,1 por ciento de su capacidad, 6,8 puntos menos que un año atrás (62,9 por ciento). En refinación de petróleo se ubicó en 73,2 por ciento de su potencial, 5,8 puntos menos que en noviembre de 2017 (79,0 por ciento), "asociado a un menor nivel de procesamiento de petróleo crudo".
La industria automotriz registró un nivel de utilización de la capacidad instalada de 44,4 por ciento, siendo el segundo menor registro después del textil. Respecto de igual mes de 2017 (55,0 por ciento), evidenció un desplome de 10,6 puntos. En este segmente, el informe oficial asegura que la caída "se vincula con la disminución del nivel de demanda interna".
La industria metalmecánica, exceptuando al sector automotor, registró en noviembre un 44,5 por ciento de capacidad instalada, con una baja de 16,7 por ciento interanual (61,2 por ciento). "La menor utilización de las plantas se origina principalmente en las caídas de los niveles de producción de maquinarias agropecuarias y bienes de consumo durable, en particular, la línea blanca", destaca el informe oficial. Entre las actividades vinculadas con la automotriz se destaca la producción de caucho y plástico, cuyo uso de su capacidad fue de 51,6 por ciento, 8,3 puntos menos que doce meses antes (59,9 por ciento). El sector fue arrastrado por "menores niveles de producción de neumáticos y de manufacturas de plástico". La menor producción de vidrio, cemento y otros insumos ante la crisis de la construcción se reflejó en una baja de 7,9 puntos en el uso de la capacidad instalada de minerales no metálicos al 72,7 por ciento.