“Voy a usar este momento para decirles que en los próximos dos años, todo lo que produzca será 50 por ciento de mujeres”, dijo Regina King al momento de agradecer el Globo de Oro a Mejor Actriz de Reparto por su trabajo en If Beale Street Could Talk. Tanto su discurso como el de prácticamente todas las premiadas que pisaron el escenario del hotel Beverly Hilton durante la ceremonia del domingo pasado hicieron referencia a las dificultades que enfrentan las mujeres en la industria, y propusieron fomentar la inclusión y continuar la lucha por aumentar su presencia delante y detrás de cámaras. Una lucha que se presume larga y quijotesca, en tanto la desigualdad es una norma profundamente arraigada en la meca del entretenimiento. Ni siquiera los incontables llamados al empoderamiento que atravesaron todos los eventos del mundo audiovisual durante 2018 cambiaron el histórico predominio masculino en Hollywood, tal como demuestra el hecho de que de apenas cuatro de los 112 directores a cargo de las 100 películas más vistas de los últimos doce meses hayan sido mujeres. Ellas son Ava DuVernay (Un viaje en el tiempo), Kay Cannon (No me las toquen), Abby Kohn (Sexy por accidente) y Susanna Fogel (Mi ex es un espía).

El dato es parte de un minucioso informe realizado por la Escuela de Comunicación y Periodismo Annenberg de la Universidad del Sur de California titulado “Inclusion in the Director’s Chair” (“Inclusión en la silla de director”), en el que se analiza el sexo, la trayectoria, el origen étnico y la edad de los directores a cargo de las 100 películas más vistas de cada año entre 2007 y 2018, además de la situación en las cúpulas directivas de los estudios y productoras. Las conclusiones en todas las áreas son similares: Hollywood mira el mundo a través de ojos de hombres blancos. Son ellos quienes ocupan la mayoría de roles creativos más relevantes y los puestos ejecutivos que requieren toma de decisiones, mientras las mujeres y las minorías siguen relegadas.

A lo largo de esos doce años, el número de directoras osciló entre el 8 por ciento (en 2008) y 1,9 por ciento (en 2013 y 2014), es decir que por cada cien hombres ocupando la silla plegable hubo entre ocho y dos mujeres. El promedio de todo el periodo es del cuatro por ciento, lo que significa alrededor de una directora por cada 22 directores: 57 mujeres contra 1278 hombres. El asunto es aún peor cuando se toma en cuenta el origen étnico de ese de ínfimo total: cuatro afroamericanas, dos asiáticas y una latina. “Las minorías son casi invisibles en el proceso de producción. Apenas el 1,4 por ciento de los editores y el 1,6 de los productores de estas 1200 películas son mujeres de color”, dijo al portal Indiewire el director del informe, Stacy L. Smith. La relativa buena noticia en términos de diversidad es que hubo 16 realizadores afroamericanos entre los responsables de los cien títulos más vistos de 2018 contra 6 de 2017. “Esto prueba que Hollywood puede cambiar cuando quiere. Si se hiciera más esfuerzo para contratar más mujeres y personas de color, es posible que estos cambios puedan darse a una escala mayor”, afirmó.

Más allá del optimismo de Smith, lo cierto es que el panorama no parece alentador, en tanto que al de por sí reducido acceso de las mujeres a la dirección se le suman las pocas posibilidades de reincidir. Durante estos doce años, hubo un 54,3 por ciento de directores que filmaron una película, un 21 por ciento que lo hicieron en dos oportunidades, un 13,1 por ciento con tres títulos acreditados y un 11,6 por ciento con cuatro o más. Entre las mujeres, en cambio, se registran un 82,6 por ciento con una, un 13 por ciento con dos y apenas un 4,4 por ciento con tres o más títulos. Los hombres que más veces se sentaron en la silla fueron Tyler Perry (17 películas), Clint Eastwood (10), Steven Spielberg (9) y Ridley Scott (8), seguidos por un buen lote con 7; mientras que la mujer con más títulos es Anne Fletcher con 4, seguida por Lana Wachowski con 3 y un sexteto con dos cada una. Esas dificultades en el progreso implican que la mayoría de ellas queden relegadas al cine independiente (27,8 por ciento de los films de esta categoría fueron dirigidos por mujeres) o, en su defecto, a la realización de pilotos televisivos (25 por ciento). Apenas el 4 por ciento accede a las grandes ligas de los productos más taquilleros.

La brecha de género se mantiene en los rubros técnicos y ejecutivos. Un apartado del estudio analiza quiénes estuvieron a cargo de las distintas áreas en las 265 películas más vistas entre 2016 y 2018. Ellas ocuparon un rol secundario en Diseño de producción (18,3 por ciento) y Edición (15,5), y prácticamente no aparecen en Música (2,3) y Fotografía (3). Distinto es el caso de las especialidades asociadas a lo estético, con amplia mayoría en Vestuario (84,4 por ciento), Peluquería (78,5) y Maquillaje (76,4). Entre las 984 personas acreditadas como productoras de esas películas, hay 808 hombres (710 de ellos blancos) y 176 mujeres, una relación de 4,6 hombres por cada mujer. Una cifra similar se registra en los cargos más altos. Solo el 17,3 por ciento de los puestos jerárquicos de las grandes compañías están a cargo de ellas, y apenas cuatro mujeres representan minorías raciales o étnicas.