Reza el dicho popular: “la basura de unos, el tesoro de otros”; frase que cobra cabal corporeidad con la flamante serie Preschool Pocket Treasures, autoexplicativo título con el que la artista norteamericana Melissa Kaseman decidió bautizar a la colección de imágenes con las que registra los “objetos valiosos” que cotidianamente encuentra en los pequeños bolsillos de su hijo infante. “Siempre he estado interesada en la capacidad que tiene la fotografía para suspender y documentar momentos de transición y cambio”, ofrece la dama de la ciudad de Oakland, estado de California, al explicar su necesidad por retratar –sobre fondos asépticos, libres de color– los tesoritos que Calder, su purrete, recolecta a diario en el preescolar. Tan eclécticos (y desde un punto de vista práctico, inservibles) como: los restos de tres globos pinchados, palitos de madera, un hilo, crayones partidos, hojas de árbol, papelitos quemados, un bloque lego, piedras, canicas, un collar, plumas, más piedras, más plumas, más palitos, otros hilos.   

“La magia de la niñez es tan fugaz… Estos objetos que continúo hallando en sus bolsillos representan un capítulo de su juventud, su inventiva, su imaginación, su encantamiento frente al mundo y sus  tesoros”, concede Kaseman, que toma fotografías profesionalmente para marcas y publicaciones, y dice inspirarse en básicamente todo (desde árboles secos, nieve refulgente, agua turquesa hasta música cinematográfica, truenos, el horizonte). Aclara, por cierto, tener “una afinidad al color y al diseño a partir de mi trabajo”; razón por la cual, hinchó su orgullo de madre observar cómo, cada día, arribaba su muchacho con cositas que podían juntarse bajo el mismo rango cromático. “Me pregunto cuánto es naturaleza y cuánto crianza…”, se interroga la doña en voz alta.