El rumbo económico de Cambiemos es coherente. Observemos la lógica de la sucesión de algunas medidas y dinámicas económicas en este nuevo ciclo del patrón de valorización financiera abierto el 10 de diciembre de 2015.
1) Eliminación de la administración cambiaria y apertura indiscriminada de las importaciones. 2) Devaluación del peso frente al dólar con un incremento del tipo de cambio nominal del 300 por ciento. 3) Proceso de reendeudamiento externo. 4) El destino de la deuda no genera capacidad de repago. 5) La rentabilidad financiera es mayor que la industrial y la comercial en términos agregados mediante altas tasas de interés combinadas con saltos cambiarios y períodos de estabilidad. 6) La deuda tiende a incrementarse y a derivar en incapacidad de pago. 7) Dolarización de tarifas. 8) Pérdida de valor del dinero nacional y de sus atributos como unidad de medida. 9) Derivado de los aspectos anteriores, inflación cambiaria. 10) Desindustrialización, desempleo y disminución del salario real.
La deuda, centro de gravitatorio del modelo, hasta ahora es en esencia para pagar deuda y fuga de divisas. El FMI exige que sea sólo para pagar la deuda y el presidente del BCRA, Guido Sandleris, está alineado con esa orientación. Las ya sepultadas “metas de inflación” fueron oficialmente reemplazadas por las “metas de agregados monetarios”. El compromiso con el Fondo es que el nivel de la base monetaria, al no incrementarse, permanezca estable hasta mediados de 2019. Si la expresión en dinero del Producto es aproximadamente constante y existe una variación acotada y controlada del dólar, se esta en presencia de un grado elevado de convertibilidad, que garantiza la especulación financiera.
El 12 de septiembre, el director del Consejo Económico Nacional de la Casa Blanca, Larry Kudlow, recomendó que Argentina ate el peso al dólar como en los años de la convertibilidad o que directamente dolarice su economía, y aseguró: “La gente del Departamento del Tesoro está en eso”. La salida de la “convertibilidad” fue impuesta por los llamados “devaluacionistas” y no por los denominados “dolarizadores”. ¿Por qué? “En diciembre de 2001 no solamente se abandonó la convertibilidad sino que se agotó de manera irreversible el régimen social de acumulación (…) no puede dejar de llamar la atención que esta trascendente alteración no se sustentó en la propuesta de los integrantes más poderosos de la alianza sino en la de los de menor entidad económica, la remozada oligarquía diversificada y los intereses extranjeros vinculados a la exportación y el mercado interno. Esta resolución resulta incomprensible desde el punto de vista del poder económico relativo detentado por las fracciones del capital que se enfrentaban en esas circunstancias. Sin embargo, es comprensible si se tiene en cuenta que la ventaja relativa decisiva que ostentaba la oligarquía diversificada radicaba en ser la que definía el comportamiento de ese sistema político”, explica en una de sus obras Eduardo Basualdo.
El proceso que demoró un cuarto de siglo (1976-2001) ahora se llevó a cabo en diez veces menos tiempo. La dolarización inconclusa volvió con la novedad de que la Alianza Cambiemos es la representación política del capital financiero, aunque no sea visualizado así por la mayoría de sus votantes. No sólo tiene votos sino que se ha convertido en uno de los polos del sistema político–electoral. Además, los intereses del capital financiero parecen estar avanzando en distintas casillas sensibles del conjunto del Poder Judicial a modo de reaseguro.
En la última década, bancas centrales de diversas naciones están aumentando las compras de oro como alternativa al dólar. Algunos análisis de distintas tendencias económicas coinciden en atribuir este comportamiento tanto a cuestiones geopolíticas como a la agresiva política comercial llevada a cabo por Estados Unidos. Paulo Guedes, ministro de economía del Brasil de que Bolsonaro, manifestó que el Mercosur y Argentina no serán sus prioridades. Estados Unidos viene cerrando tratados de libre comercio bilaterales como modalidad principal para imponer su superioridad. Los movimientos globales del dólar, expresión de múltiples intereses económicos concentrados, no parecen resignarse a retroceder sino que buscan expandirse a toda costa
* Economista-UBA.