–Estamos como en un veranito financiero y el Gobierno celebra. ¿Le parece que va a durar?
–El Gobierno quiere hacerte creer que hay un veranito pero la estabilidad depende de los precios, no del dólar. Todo el tiempo que el dólar estuvo a 37 pesos se habló de estabilidad, mientras tanto octubre y noviembre tuvieron altísimos índices de inflación.
–¿Y qué le parece que va a suceder durante este año?
–Hay tres opciones. La más negativa marca una caída de 4,5 puntos del PBI, una inflación desbocada y una caída del salario fenomenal. Es una Argentina caótica, que ya hemos vivido. La mejor opción es la del FMI, que es angelical. Una caída de medio punto del PBI, inflación de menos del 25. No es cierto. Ahora ya estamos en dos dígitos de desocupación, en 10 y pico, y la opción del medio dice que vamos a estar en 12 y pico y que vamos a tener unos 500 mil nuevos desempleados, entre los que se van a quedar sin trabajo y los nuevos que salen a buscarlo, cosa que se ha verificado en hijos y en cónyuges. Buscan fortalecer el ingreso familiar y no lo consiguen. Es la opción del medio, junto con una caída del 2,5 puntos del PBI. Es muy mala.
–¿Qué tendría que hacer el gobierno que llegue ante este panorama?
–Primero, plantear crudamente que la única verdad es la realidad. Ponerse un objetivo, una prioridad. Lo que me pasó a mí en 2002, que era poder pagar los sueldos para que no se parara el Estado. Ahora la prioridad tiene que ser defender el trabajo argentino. Con ese objetivo todas las demás decisiones se ordenan. Por supuesto, es fácil de decir pero difícil de llevar adelante. Hay que tener la fortaleza suficiente para obligar a sentarse a negociar a sectores que han ganado mucha plata, están dolarizados y líquidos. Sectores como la energía, luz, gas, agua, peajes. Tarifas es lo primero que se va a discutir. Tiene que haber un acuerdo de precios, salarios, inversión, y ahí adentro están las tarifas, las tasas de interés. Mucha crudeza y describir exactamente la realidad. Si se gana, incluso antes de asumir el gobierno.
–¿Y respecto del acuerdo con el Fondo?
–Sí, pero también posiblemente haya que plantear a los ahorristas privados modificaciones en los plazos, ya que no se pueden cambiar las tasas. Son los tenedores de la mayor parte de la deuda argentina. Y tomar también medidas respecto a los ahorristas internos. Ahora bien, basta también de pensar en el monetarismo. Acá mataron la economía interna y tenemos el 50 por ciento de inflación. Llegó el momento que la inflación se la combata con un acuerdo que podría implicar una o varias leyes.
–¿Cuál considera que fue el peor error del Gobierno en la gestión?
–El prejuicio que se deriva de no conocer la Argentina y mucho menos aceptarla. Ellos piensan que los argentinos no son capaces y tenían que venir los CEOs. Y cuando los CEOs fracasan, entonces que vengan los extranjeros directamente. Pésimo y antiquísimo modelo. Fracasa doblemente con la llegada de Trump porque empieza a quebrarse la idea de la globalización y quedan pagando.