"Falta mucho", es la respuesta recurrente de los dirigentes y algunos de los potenciales candidatos cuando se los interpela sobre las elecciones legislativas, tanto a nivel municipal como nacional. Sin embargo casi todos ellos están inmersos en reuniones, "cambian figuritas" con eventuales rivales y encargan sondeos de opinión que a partir de ahora serán tan frecuentes como disímiles. En este punto es bueno tener presente los antecedentes de los consultores convocados y la la volatilidad de los testeos a tenor de lo ocurrido en grandes acontecimientos políticos, como fueron las elecciones en los Estados Unidos, la votación por el Brexit en Inglaterra y el referendo por los Acuerdos de Paz en Colombia. Además de los "favoritos", las encuestadoras fueron los grandes derrotados. No obstante, en los tiempos que corren, ese elemento, las encuestas ‑utilizado a la vez como ariete de campaña‑ está presente y en el caso de Rosario ‑en eso se centra hoy esta columna‑ son coincidentes en el trazo grueso, lo cual tampoco es una garantía definitiva, pero sí un indicio que tanto los protagonistas como este cronista no desdeñan.

Pablo Javkin y Alejandro Grandinetti figuran en las mediciones a las que tuvo acceso Rosario/12 al tope en "imagen positiva" en el pelotón de posibles candidatos no sólo para las elecciones de la primavera sino de cara al 2019. También Hermes Binner, Miguel Lifschtz, y Omar Perotti ‑en ese orden‑ aparecen con poderaciones favorables, pero ninguno de ellos será de la partida en 2017. Lo mismo ocurre con Antonio Bonfatti ‑que aún no se sabe si será o no quien encabece las listas del Frente Progresista‑ y María Eugenia Bielsa que conserva un buen caudal de imagen positiva, a pesar de su casi nula exposición pública.

Centrada la cuestión en Rosario, tanto Grandinetti como Javkin aspiran a suceder a Mónica Fein en 2019. La imagen positiva de ambos está entre el 25 y 30, con ventaja leve para uno u otro según el origen del muestreo. De lo que no caben dudas es que son quienes partirían en punta si la elección de Intendente fuera este año, pero como antes hay que renovar la mitad del Concejo, los dos están pensando en una estrategia que los potencie de cara al 2019 o en el peor de los casos no los debilite.

Javkin tiene una presencia mayor en la ciudad ‑por su rol de Secretario General de la Intendencia‑ lo cual tiene sus ventajas y desventajas. En el caso de Grandinetti, su desempeño como diputado nacional lo obliga a abocarse a otras cuestiones, como el armado político que trasciende la ciudad, y la labor parlamentaria que además frecuentemente lo lleva a estar fuera del país. Es sabido que el opositor tiene márgenes más amplios que el oficialista a la hora de hacer consideraciones sobre cualquier tema, y la ventaja del oficialista es poder resolver los problemas que suscitan la crítica.

Se trata de dos dirigentes de parecida edad aunque disímil recorrido. Javkin milita desde la escuela secundaria, presidente de centro de estudiantes, paso por todos los cargos hasta la titularidad de la FUA (Federación Universitaria Argentina) es docente universitario en Derecho, fue diputado provincial y diputado nacional y tiene varias elecciones en el lomo.

Grandinetti, graduado en ciencias políticas, tiene un reciente arribo a la política si bien su profesión de periodista lo ha tenido navegando en esas aguas, su nuevo rol aparece en los comicios del 2015, cuando hizo una buena elección aspirando a la intendencia y meses después fue electo diputado nacional por el Frente Renovador. En muy poco tiempo, Grandinetti logró superar incluso los "límites electorales" de su jefe político Sergio Massa, y hoy por hoy su figura rinde más que el sello del FR.

Ninguno de los dos es integrante de las fuerzas dominantes. Javkin socorrió al socialismo para que pudiera ganar las elecciones municipales ‑cosa que dentro del PS algunos aún no reconocen‑ y Grandinetti eligió no estar en el armado del PJ que doctrinariamente lo representa.

El dirigente formado en la UCR tiene un dilema por delante: Ser o no ser candidato a concejal en los próximos comicios. Es sin dudas la figura más importante del FP. Hasta lo "midieron" como candidato a diputado nacional, candidatura casi contranatura si se tiene en cuenta que renunció a su banca por dos años para volver a Rosario.

Grandinetti no piensa en cambio en hacer el recorrido de su futuro adversario, aún cuando dentro del Frente Renovador hay quienes suponen que sería un espaldarazo definitivo que se presentara ‑y eventualmente ganara‑ a la elección encabezando la lista de concejales. El ex‑periodista considera inconducente esa alternativa, ya analiza posibles candidatos, hoy ignotos, pero no descarta un frente con sectores del PJ y hasta apelar a la figura de algún colega para integrar la nómina. Pero como se dijo más arriba, también tiene a su cargo el armado provincial y en ese objetivo podrían inscribirse las dos reuniones ‑como mínimo‑ que ya mantuvo con María Eugenia Bielsa que no han salido a la luz. La ex‑vicegobernadora es la figura con mejor imagen dentro del amplio y variado espectro opositor. Grandinetti la imagina al tope de una lista de diputados nacionales, con o contra el PJ.

Javkin no tendría problemas en tomar el riesgo de la candidatura. En rigor no sería mayor al que afronta todos los días en la gestión, en la medida en que le garanticen apoyo sin restricciones y encolumnamiento del FP en su conjunto. No es poco, sobre todo si se tiene en cuenta la interna del socialismo que no define nombres ni estrategias, y no sólo para este turno electoral sino mas allá en el tiempo. Hay una cuestión que parece ineludible, y es resolver el camino que se va a tomar, no solo en términos de discurso y posicionamiento frente al gobierno nacional, sí a las figuras que va a ponerse en juego. Si bien la política no es binaria, hay una cuestión que sí lo parece: O el PS impulsa la candidatura de Bonfatti ‑y él asume riesgo y destino‑ o se encolumna detrás del proyecto de reelección de Miguel Lifschitz. La dualidad si se prolonga puede derivar en un escenario a futuro donde ninguna de las figuras más expectantes del partido estarán en cancha a la hora de ese partido. El retiro político de Hermes Binner, sin dudas el dirigente con mayor visión y despliegue dentro del socialismo, ha colocado a la fuerza que gobierna en un lugar en el que no se sienten cómodos. Porque más allá de cualquier tipo de consideraciones ‑no sólo políticas sobre la gestión y conducción del partido‑ Binner era el cacique de toda la tribu. Eso ya no existe ni existirá, no al menos en los próximos años, y tal vez ya no vuelva a verse.

En este contexto es que el FP debe replantear su estrategia. La generosidad y confianza en los que no son propios no ha sido un rasgo distintivo de un partido que creció a la par de su inserción en el poder. Eso mismo desvirtuó algunos de los conceptos que lo llevaron a ser los preferidos durante las últimas décadas en la ciudad. Los militantes devenidos en funcionarios en muchos casos ya se aquerenciaron en los despachos antes que ir a los barrios. La presencia en el terrirorio, institucionalizada, no tiene ni la mística ni la efectividad de otros años y una actitud refundacional es lo que desde algunos otros sectores del Frente ‑y en menor proporción del mismo partido‑ intentaran llevar adelante para no perder los comicios, y el gobierno. "Es muy difícil volver si estuviste mucho tiempo y te fuiste", dice un viejo militante/funcionario, pero que conserva más de lo primero. Eso algunos de los dirigentes más encumbrados pueden verlo, de allí a torcer la inercia de los últimos años hay un trecho que el PS en soledad no puede recorrer.

No falta tanto, contradiciendo la frase que inicia esta columna. No hay nada que inventar. En todo caso, hacer lo que deba hacerse y no tanto lo que conviene.