El pago de intereses de la deuda del Estado Nacional representará este año el equivalente a 3,6 puntos del PIB. Así lo advierte un informe de la consultora Ecolatina, donde destaca que el FMI aportó fondos frescos que ayudaron a estabilizar el frente cambiario y financiero en los peores meses de 2018, pero al costo de imponer un programa con fuertes impactos de mediano plazo. “Durante 2019, como resultado de la ambiciosa meta fiscal acordada con el Fondo, el gasto primario tendrá una fuerte caída del orden del 12 por ciento interanual en términos reales, a la par que el pago de intereses se dispararía y marcaría un alza del 13 por ciento luego de deflactar por la suba de precios”. Así, el pago de intereses “saltará de 16,4 por ciento en 2018 a 18,2 este año y su peso sobre el PIB trepará de 3,1 por ciento el año pasado a 3,6 en 2019. De este modo, más que duplicará el valor heredado, ya que en 2015 dicho cociente se ubicó en 1,3 por ciento”.
Por otra parte, el gasto primario caerá desde 24 por ciento del PIB en 2015 a 19 por ciento este año, por lo cual “el gasto público total habrá caído alrededor de 3 puntos porcentuales del producto, al pasar del 25,3 por ciento en 2015 a 22 este año” sostiene la consultora. Según estadísticas oficiales, agrega el trabajo, la deuda pública bruta llegó a 308.000 millones de dólares al cierre del tercer trimestre de 2018, 95,4 por ciento del PBI; así, pese a que retrocedió 6 por ciento frente al segundo trimestre, cuando rondaba los 327.000 millones, escaló 18 puntos porcentuales medido como porcentaje del PIB.
A su vez, el ratio de deuda relevante, aquella que sólo contempla pasivos en manos del sector privado y organismo multilaterales, saltó de 45 por ciento del PIB a mitad de año a 58 por ciento a fines de septiembre, alcanzando 187.000 millones de dólares. Ecolatina añade: “Tanto el stock de deuda pública bruta como la relevante (neta de vencimientos intra sector público), habrían aumentado durante el cuarto trimestre”.
Otro tramo del informe afirma que las políticas de austeridad “llegaron para quedarse” y que en “2020 y 2021 el préstamo stand by del FMI no provocará grandes impactos en las cuentas externas de la Argentina: los desembolsos y los pagos se compensarán mutuamente, de modo que no exigirá grandes esfuerzos por esta vía”. “Sin embargo, en 2022 y 2023 la Argentina deberá devolverle casi 45.000 millones de dólares (alrededor de 9 por ciento del magro PIB en dólares de 2018) al organismo multilateral”, remarca.
El trabajo también consideró que con los resultados de cuenta corriente (ingreso neto de divisas genuinas al país) y fiscales de los últimos años, es imposible que esos pagos se realicen con fondos propios, por lo que frente a este panorama quedarán tres opciones: una salida a los mercados inusual por su monto, una renegociación de los plazos de pago con el FMI o una mezcla de ambas. Según Ecolatina, “el curso más probable es el último; siempre y cuando la opción política que triunfe en 2019 no adopte una estrategia de fuerte enemistad con el Fondo”. “Es posible afirmar que el FMI llegó para quedarse, por lo que también condicionará al próximo presidente electo”, concluyó.