Producción: Javier Lewkowicz
Ganancias que fluyen
Por Arturo Trinelli *
Buena parte de los esfuerzos del Gobierno en los años que lleva de gestión ha sido recomponer tarifas, segmentar subsidios y relajar la carga impositiva para algunos sectores, entendiendo que, de esa manera, se facilitarían inversiones para que el esfuerzo fiscal redunde en crecimiento y reactivación económica. En ese marco, algunas productoras, transportistas y distribuidoras de gas, las eléctricas, el agro, la minería y hasta desarrolladores inmobiliarios, junto con los servicios de intermediación financiera, asoman como los principales beneficiados del gobierno de Cambiemos. Dentro de ese universo, naturalmente, hay algunas empresas que se destacan sobre otras. Pero las del complejo gasífero, capitalizadas por un shock tarifario de 1600 por ciento desde el 2015, quizás merezcan especial atención.
Durante una presentación el año pasado, Fernando Navajas, economista Jefe de Fiel, estimó que en los dos primeros años de gestión macrista hubo una transferencia de consumidores a la cadena de valor energética en aproximadamente 16.500 millones de dólares. Siendo el gas la fuente de mayor incidencia en la matriz energética nacional, los ingresos de las empresas que componen la cadena gasífera por segmento han crecido en casi todos los casos: las productoras registraron en 2017 más de 20 mil millones de pesos, las transportistas ganaron aproximadamente 3500 millones y las distribuidoras cerca de 4500 millones.
Si se desagrega por empresa, Transportadora Gas del Norte (TGN), controlada por el Grupo Techint y Corporación América, representa una de las firmas cuyas acciones más crecieron desde el 2015. La Resolución 4363/2017 del Enargas estableció un nuevo cuadro tarifario inicial y un mecanismo de actualización semestral por IPIM (precios mayoristas del Indec) para los próximos años, donde residieron buena parte de los ingresos de la compañía. Por el lado de las distribuidoras de gas, a las mayores ganancias por el incremento de tarifas le sumaron la compensación por la devaluación establecida en la Resolución 20/2018, que en un principio buscó cobrarle más de 10 mil millones de pesos a los usuarios “en cuotas” y que, frente a la resistencia social desatada, se reemplazó por un bono del Tesoro. Camuzzi Gas Pampeana, la distribuidora de la italiana Camuzzi que abastece a las provincias de Buenos Aires y La Pampa, era la que más dinero demandaba por dicha recomposición, aproximadamente 3500 millones de pesos.
En cuanto a la producción, Tecpetrol, la firma de petróleo y gas del holding encabezado por Paolo Rocca, hoy se ha transformado en una de las principales productoras de no convencionales, gracias al precio diferencial que el Estado le reconoce por la Resolución 46/2017 del ex Ministerio de Energía y Minería. Mediante estímulos a la producción de yacimientos no convencionales de gas, sólo Tecpetrol podría embolsar en subsidios unos 650 millones de dólares este año. Ello ubica al Gobierno en la incómoda posición de haber beneficiado más a algunas firmas que a otras: al haber aprobado solo 8 proyectos y haber suspendido la aprobación de otros cuando se desató la crisis cambiaria, para evitar el mayor costo fiscal que el salto del dólar supondría (además de ser un programa que no iba en línea con los compromisos de ajuste acordados con el FMI), dejó afuera a empresas que cumplían con los requisitos establecidos en la norma. De ese plan, Tecpetrol resultó la más beneficiada y desde Fortín de Piedra, su principal yacimiento en Neuquén, más que duplicó su producción en dos años, desplazando a Loma La Lata, de YPF, como el mayor campo de gas del país. Si bien este esquema está en revisión, la distorsión en la competencia que ello produjo impacta contra uno de los principios que el Gobierno dijo siempre defender (y por el cual decía diferenciarse de la gestión anterior).
Listar los principales beneficiados de las políticas públicas dice mucho de las prioridades de los gobiernos. Pero también enumerar a sus más perjudicados, en un contexto donde la industria no repunta, el consumo continúa en sus registros más bajos y la prometida “pobreza cero” es apenas un slogan de campaña.
* Centro de Estudios y Desarrollo de Políticas (Cedep). Flacso y UNPaz.
Redondo para los bancos
Por Nicolás Hernán Zeolla *
Una de las características más destacadas del modelo económico iniciado en diciembre de 2015 es la expansión de la rentabilidad financiera. Y este no es un resultado arbitrario, sino que es uno de los ejes centrales resultado de un conjunto de medidas claras y orientadas desde el Estado, entre las cuales podemos enunciar la desregulación cambiaria y la suba de tasas de interés.
Para tener una idea, y con excepción del sector pesquero, el sector de bancos e intermediación financiera fue el que más creció durante la gestión cambiemos. Entre el acumulado al tercer trimestre de 2018 (último dato disponible) y el tercer trimestre de 2015 el sector financiero creció un 7 por ciento, mientras que la economía en su conjunto se contrajo un 0,9. Y esta tendencia se mantiene. El último dato de actividad arroja una caída interanual del producto del 3,5 por ciento y una expansión de la actividad financiera por encima del 5,3.
Es decir, los bancos parecen tener la rentabilidad de su negocio blindado contra la recesión. Y no solo considerando la actividad económica recesiva, sino que hay que sumarle los efectos de una crisis de naturaleza financiera, una corrida cambiaria, la explosión de la burbuja de las Lebac, el derrumbe del crédito UVA en sus distintas formas y la pérdida de cotización de los títulos de deuda pública por el aumento del riesgo país. Sin embargo, el negocio financiero continúo creciendo.
Según información del BCRA sobre rentabilidad de bancos, para el acumulado anual a octubre de 2018 (último dato disponible) los bancos llevan ganados 137.647 millones de pesos, un 92 por ciento más que en el acumulado para el mismo periodo de 2017. Este súper crecimiento de las ganancias bancarias se explica por dos grandes factores. El primero es el crecimiento de los ingresos de títulos ajustables por inflación (CER, CVS) y el segundo son las Lebac y las Leliq. En la comparación con octubre de 2018 la ganancia por títulos ajustados por inflación se incrementó un 680 por ciento respecto a octubre de 2017, en tanto que la rentabilidad por tenencia de títulos públicos se incrementó un 130 por ciento para el mismo periodo. El tercer y cuarto lugar se encuentra la expansión por intereses de préstamos con un crecimiento del 62 por ciento, y los cargos por servicios administrativos con un 18 por ciento, respectivamente y para el mismo periodo.
La clave de esto es simple: el Estado le armó a los bancos un negocio redondo al permitirles fondearse con el dinero de los ahorristas a una tasa baja y luego prestarle al mismo Estado vía títulos del tesoro y al BCRA. Dependiendo el período la diferencia de tasas entre plazos fijos y títulos es de entre 25 y 30 por ciento. Luego se le suma el nuevo endeudamiento emitido por el tesoro en el mercado de capitales versus los adelantos transitorios del BCRA, la eliminación de límites a las tasas máximas para préstamos al consumo, la implementación de nuevos productos financieros como las UVA asociados al crecimiento económico del primer trimestre, y ahora se suman las Leliq, un título que solo pueden comprar bancos.
Por ello, la direccionalidad es clara. El objetivo del gobierno desde el principio fue sentar las bases de un modelo de financierización en Argentina. Esto es, desregular el sistema financiero y el mercado cambiario y así reordenar el esquema de ganadores y perdedores del modelo económico expandiendo la intermediación financiera, usando el endeudamiento privado como sustituto al consumo impulsado en la mejora distributiva. Este es el régimen macroeconómico que “puso fin” al conflicto distributivo desde la década de los setentas en los países desarrollados, y que ha sido adoptado (con diversas características particulares) en otros países de la región como Chile, México, Perú y Brasil. De modo que la cuestión de fondo es el modelo.
* Economista. Centro de Estudios Económicos del Desarrollo/Idaes y Conicet.