Miles de personas se congregaron hoy en los aeropuertos de Nueva York, Washington, San Francisco y Boston en repudio a la orden ejecutiva firmada ayer por el Donald Trump con la que prohibió el ingreso de refugiados y de personas provenientes de países musulmanes, en una medida que pretende “mantener a los islamistas radicales afuera”. Los manifestantes se volcaron en aeropuertos de todo el país con carteles que rezan lemas como “Resistencia” o “Los inmigrantes también son América”. 

En las últimas horas dos ciudadanos iraquíes fueron detenidos en el aeropuerto neoyorquino JFK, aunque uno de ellos fue liberado varias horas después, tras gestiones de parlamentarios demócratas. Sin embargo, en ese lugar todavía había personas a quienes la flamante disposición de Trump impedía entrar. Anoche, allí abogados especializados en inmigración  se acercaron para colaborar pro-bono con las familias de quienes se vieron afectados por el veto a musulmanes y refugiados, y trabajaban en la presentación de habeas corpus en esos casos.

También están previstas más manifestaciones en otros puntos de la ciudad y del país ante la decisión de Donald Trump, que generó diversas reacciones de rechazo dentro y fuera del país, incluida una demanda presentada por organizaciones civiles ante la Justicia.

"I'm deeply disappointed by @POTUS actions to close our country to Muslim travelers & people seeking refuge from persecution"Una de las mayores concentraciones tiene lugar la de la Terminal 4 de Kennedy, en Nueva York, y también en aeropuertos de Washington como Dulles, hasta donde se desplazó el gobernador demócrata de Virginia, Terry McAuliffe, quien al mediodía tuiteo: “Estoy tremendamente decepcionado por las acciones Donald Trump para cerrar nuestro país a los turistas musulmanes y a aquellas personas que llegan al país buscando refugio”. El decreto perjudica tanto a residentes legales en Estados Unidos que cuentan con un permiso conocido como Green Card y a todos aquellos que no posean un visado diplomático o del gobierno. Mientras que la Casa Blanca asegura que esta decisión afecta a “un sector muy reducido” de personas, aerolíneas, empresas, y universidades estadounidenses se encuentran asesorando a sus empleados y estudiantes.