La Federación Argentina de Industrias de Pan (Faipa) advirtió sobre el cierre de más de 200 locales a lo largo del año pasado y por eso decretó la “emergencia nacional de las panaderías, por no poder afrontar el pago de los servicios de luz, gas y agua; por la agobiante presión tributaria y la dolarización de las materias primas”, según consignó el diario BAE Negocios. La crisis del sector panaderil se basa en la violenta suba del precio de la harina de trigo, en un 130 por ciento interanual, junto al incremento de la tarifa de gas, un insumo de utilización intensiva en ese negocio. Desde el lado del consumo, la retracción del poder adquisitivo domina la escena. En conjunto, esos factores determinaron una caída de las ventas entre el 40 y el 50 por ciento en 2018 frente al año anterior. En consecuencia, los panaderos piden recibir un beneficio para pagar menos en concepto de servicios públicos y una rebaja de impuestos y de los aportes patronales.
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