El Banco Central compró ayer 50 millones de dólares para contener el retroceso del dólar. La autoridad monetaria subastó por primera vez el máximo diario permitido en el programa cambiario negociado con el FMI. En las dos licitaciones anteriores había adquirido 20 y 40 millones de dólares, respectivamente. El resultado fue que el organismo a cargo de Guido Sandleris sumó en los últimos tres días hábiles 110 millones de dólares en las reservas. 

La estrategia del Central por ahora no consiguió volver a ubicar el tipo de cambio en la zona de no intervención. La cotización mayorista finalizó en 37 pesos, al subir 10 centavos. La cifra se ubica 45 centavos por debajo del límite inferior de la banda cambiaria, mientras que se encuentra más de cuatro pesos por debajo del récord de 41,25 pesos alcanzando en septiembre. La apreciación real del tipo de cambio empieza a ser una nueva preocupación. El dólar minorista terminó en 38,06 pesos, con una suba de 3 centavos.

Los elementos que explican la estabilidad de la divisa pueden agruparse en dos planos: el local y el internacional. La tasa de interés elevada es el principal factor interno que promueve la calma cambiaria. El Central no tiene margen para bajarla: hacerlo implicaría perder margen de maniobra para contener una nueva crisis de dólar en un año de elecciones. La autoridad monetaria colocó ayer 172 mil millones de pesos en Leliq. Ofreció una tasa de interés promedio de 57,80 por ciento. El viernes había sido 58,11 por ciento. La baja de las tasas es muy gradual. El directorio del organismo hace meses que mantiene los rendimientos en niveles cercanos al 60 por ciento. 

El Central empezó a acumular un doble desequilibrio. La renovación semana a semana de las Leliq con tasas elevadas incrementa los pasivos monetarios en pesos, mientras que la apreciación de la moneda aumenta el valor de estos pasivos en dólares. El stock de letras alcanzó a mediados de enero los 840 mil millones de pesos y ya representa pagos de intereses mensuales de 40 mil millones de pesos (equivalente a 1100 millones de dólares). Las Leliq en octubre sumaban 450 mil millones de pesos y explicaban pago de intereses de 27 mil millones (equivalente a 680 millones de dólares). 

En el mercado existen dudas sobre la capacidad del equipo económico para sostener la estrategia del dólar quieto con altas tasas de interés. El dato que revisan es el de abril pasado. Las Lebac representaban pagos de intereses equivalentes a 1260 millones de dólares por mes. Esta cifra no es tan distinta respecto de la que se paga ahora en Leliq (tomando como referencia la cotización mayorista de 37 pesos). En abril pasado fue el comienzo de la corrida cambiaria. Los inversores consideraron que la deuda en pesos era riesgosa y vendieron las Lebac. El resultado fue un ajuste del tipo de cambio de más del 100 por ciento entre abril y octubre.

Los consultores no se animan a pronosticar calma cambiaria este año. La tendencia de los inversores en períodos electorales es a resguardarse en moneda dura y esperar a que pase la incertidumbre política. La no renovación de las Letes, el desarme de plazos fijos en pesos o la salida de depósitos en dólares hacia cuentas en el exterior podrían ser nuevos disparadores de incertidumbre, caída de la demanda de dinero e incremento de la dolarización en el mercado interno. 

El cambio de humor de los inversores internacionales es otro de los elementos que generan desafíos para mantener la estabilidad en el mercado cambiario. Por ahora el clima de las finanzas globales es algo más optimista. Los capitales empiezan a ingresar nuevamente a los países emergentes y la Argentina es una de las más beneficiadas junto con Brasil. En las últimas semanas este factor fue otro punto clave para explicar la tendencia a la baja del dólar y la posibilidad del Central de acumular algunas divisas en forma genuina.

Las reservas internacionales se ubicaron ayer en 65.958 millones de dólares, con una caía de 78 millones. La autoridad monetaria, pese a que compró 50 millones de dólares en el mercado, no consiguió sumar divisas. Esto se debe a que los montos que compra son poco representativos y no llegan ni a compensar cambios en la cotización de los activos que componen el stock de las reservas del organismo.