Cuando Desiree Akhavan soñó The Bisexual, su comedia dramática sobre una lesbiana que se da cuenta que también la atraen los hombres, la presentó a todas las cadenas de Los Angeles. No le fue bien. Una le dijo que ya tenían Transparent, y que no había lugar. Otra le dijo que ya tenían una protagonista de piel oscura en The Mindy Project (no les importó demasiado que Akhavan fuera iraní–americana y Mindy Kaling indoamericana). Así siguió todo. Para la mayoría de la gente en su posición, semejante nivel de absurdo y ceguera hubiera sido desmoralizante, pero para Akhavan “fue como si me pusieran un fuego en el culo”. “Fue ‘OK, Los Angeles no es mi hogar, me las voy a arreglar en otra parte”, dice hoy, tras conocer el éxito de The Bisexual en el Channel Four inglés.

“No hay una regla de que sólo podés tener un show queer y uno liderado por una mujer”, dice Akhavan. “Pero ese año los ejecutivos se inventaron esa regla, y quizá hoy ellos ya no están, pero se trata de buscar otra puerta. En esta industria algunos creen que para conseguir trabajo tenés que seguir las reglas, pero a mí me tienen sin cuidado”. Si le hubieran importado quizá no le hubiera dado forma a su cáustico film debut Appropriate Behaviour, que en 2014 la puso en el mapa y la llevó a algunas comparaciones con Lena Dunham. O no hubiera coescrito y dirigido The Miseducation of Cameron Post, ganadora del premio del Jurado de Sundance, con Chloe Grace Moretz como una adolescente que es enviada a un campamento de conversión gay. O haber concretado, tras tantos rechazos, The Bisexual.

La serie comienza con un final: tras diez años con su novia y socia Sadie (Maxine Peake), la Leila de Akhavan rechaza su proposición de matrimonio. “Habíamos hablado de matrimonio e hijos”, dice Sadie, incrédula. “Hablamos de manera abstracta”, dice Leila. “También hablamos de la eutanasia”. En lugar de eso, ella instiga una ruptura en parte impulsada por la sensación de que nunca exploró totalmente su sexualidad. Y eso significa mojar los pies en el mundo de la heterosexualidad... y el paraíso prohibido de la bisexualidad. Akhavan misma es bisexual, pero por razones que mantiene alejadas de su trabajo la palabra la hace estremecer. “La misma naturaleza de sentir atracción por hombres y mujeres implica una duplicidad”, dice. “La bisexualidad se siente como algo tabú tanto en el mundo hetero como el queer. Es algo complicado, como de mal gusto.”

Ciertamente, fue algo difícil de explicar a su padres iraníes. Akhavan recuerda que le dijeron “Si podés elegir, ¿por qué elegir algo que hace tan infelices a todos y hace tu vida peor?”. Akhavan se ha referido a la bisexualidad como “el último tabú”, pero ahora se muestra más reticente. “Es engañoso porque estoy segura que hay otros tabúes que dirán ‘¿Y nosotros qué?’”, se ríe. Quizá para muchos la homosexualidad siga siendo tabú, pero ella sostiene que “tenés tu comunidad, tenés espacios seguros, una identidad. No sé si para este estilo de vida existe la misma identidad. Además, te define con quién estás en el momento: si estás con una pareja del mismo sexo tenés una vida gay; si estás con alguien del sexo opuesto tenés una vida hetero. Siempre estás con un pie fuera de la puerta”. 

Aunque The Bisexual retrata esta lucha con la característica mezcla de humor y peso emocional de Akhavan, no ofrece respuestas. “No tengo una agenda”, se encoge de hombros. “Trato de figurarme las cosas”. Con la ayuda de su nuevo compañero de hogar Gabe (Brian Gleeson) –un hombre blanco y hetero que sale con una estudiante de 22 años y escribió un libro llamado Testicular–, Leila trata de “figurarse las cosas” mientras explora relaciones con hombres. “Quería que fuera una especie de buddy movie, con una mujer bisexual y un hombre hetero que nunca pueden enamorarse”. 

Akhavan dice estar harta de las discusiones que surgen dentro del mismo colectivo LGBTT. En el último London Pride, por ejemplo, representantes del  grupo lésbico Get the L Out se pusieron al frente para protestar por los derechos trans. “Ese tipo de separatistas son las mismas que se disgustan con el término ‘queer’. No entiendo esa alergia a la evolución de lo que significa ser homosexual. No va a ser siempre lo mismo porque el mundo no es el mismo. Sentirse tan marginalizado, tan amenazado por el viaje de otro... no es tu maldito asunto”. La misma Akhavan afrontó críticas desde la misma comunidad queer por su decisión de incluir en el elenco a Moretz como la protagonista lesbiana de Cameron Post. Ella coincide en que es importante que gente queer esté al frente de proyectos queer, pero piensa que es necesario que en el debate haya espacio a los matices. “No voy a hacer presunciones, especialmente en público, sobre la sexualidad de Chloe, pero nunca pediré perdón por haber elegido a Maxine”, dice. “No me incomoda decir que ella se identifica con lo hetero y era la única persona que quería para el personaje. Le dio autenticidad y corazón. Tiene un peso emocional que le dio vuelo a la serie. Si todos en la serie fueran hetero no estaría bien, pero... este es mi mundo”.

Lo cierto es que, entre los lugares que retrata, la dinámica entre Leila y su ácida amiga Deniz (Saskia Chana, capaz de robarse más de una escena) e incluso el entusiasta uso de las referencias lésbicas, The Bisexual se ve auténtica sin llegar a lo alienante. No es el show que hubieran hecho los ejecutivos que la rechazaron... y es uno de las mejores ficciones que dio el año pasado. “Si alguien se da por vencido por el rechazo, entonces está bien que no lo haga. Si te rendís, si eso te va a descorazonar, dedicate a otra cosa. Este trabajo –todos los trabajos, en realidad– es difícil de realizar. Es cansador, es desafiante a cada paso, pero es la manera de hacer cosas. La paternidad es dura. El amor es duro. Las cosas son duras. Realmente espero que a la comunidad gay le guste el programa, y a los críticos, y a cualquier persona. Quiero que llegue a un público amplio, porque así es como se producen los cambios.”

* De The Independent de Gran Bretaña. Especial para PáginaI12.