Qué amargo desencuentro... Qué atropello a la creación artística de unos sombríos burócratas de la edición y la pedagogía. Un poema de Fernando Pessoa (1888-1935), el más deslumbrante poeta y narrador portugués del siglo XX, ha sido censurado en un manual escolar destinado a estudiantes adolescentes, auspiciado por el Ministerio de Educación de Portugal, por una “preocupación didáctica”, debido al uso de palabras como “putas” y “masturbación”. Se trata de “Oda triunfal”, una composición de 239 versos de estilo libre e innovador, firmada por Alvaro de Campos, uno de los heterónimos más destacados del poliédrico escritor portugués junto con Alberto Caeiro, Bernardo Soares y Ricardo Reis, que fue publicada en el primer número de la revista Orpheu en marzo de 1915. Con De Campos, el autor de Mensagem (1934), el primer y único libro que publicó en vida, se acercó más al futurismo y a las vanguardias poéticas.
Aunque parezca absurdo, el manual se titula Encontros (Encuentros) y Porto Editora, la editorial que lo ha publicado, consideró que el poema de Pessoa ofrece un lenguaje “grosero”, no apto para los jóvenes de 17 años a quienes va dirigido. “Oda triunfal”, poema que es una exaltación de la producción fabril, en la traducción de Fogwill, empieza así: “A la dolorosa luz de las grandes lámparas eléctricas de la fábrica/ tengo fiebre y escribo./ Escribo con los dientes chirriando por la furia de esta belleza/ totalmente ignorada por los antiguos”. El paroxismo de la máquina llegará unos versos después: “Ay... Poder expresarme todo como se expresa una motor!/ Ser completo como una máquina!/ Poder ir por la vida triunfante como un auto último modelo!/ Poder al menos penetrarme físicamente de todo esto!/ reventarme todo, abrirme completamente, absorber todos los perfumes de/ aceites y calores y carbones!/ De esta flora estupenda, negra, artificial e insaciable”. Uno de los versos censurados es: “Automóveis apinhados de pândegos e putas”; “autos llenos de tilingos y de putas”, en la versión de Fogwill. Los otros versos mutilados son: “E cujas filhas aos oito anos -e eu acho isto belo e amo-o!- / Masturbam homens de aspecto decente nos vãos de escada; Y cuyas hijas de ocho años, -y yo juzgo a esto bello y lo amo!-/ Masturban a hombres de aspecto decente en los huecos de escaleras”.
El descubrimiento de lo amputado –el miembro fantasma, tarde o temprano, vuelve como eco de un viejo dolor– se produjo en un centro educativo próximo a la ciudad de Oporto, cuando los alumnos estaban escuchando una grabación de “Oda triunfal” con el manual y se dieron cuenta de que los versos no coincidían con los que aparecen escritos en las páginas 99 y 100. Entonces les comentaron a sus padres que había sucedido “algo raro” en la clase de Literatura. En ninguna de las páginas del manual –que a esta altura habría que rebautizar como “Desencuentro”, un título más pertinente– se aclara que faltan determinadas palabras.
La casa editora portuguesa tiene “prontuario”. No es la primera vez que Porto Editora provoca polémica y malestar por sus prácticas retrógradas. En 2016 lanzó libros dirigidos a chicos de 4 a 6 años, diferenciando los problemas de ingenio a resolver según el género. La Comisión para la Ciudadanía e Igualdad de Género de Portugal (CIG) retiró los libros de circulación por considerar los ejercicios discriminatorios e inadecuados. Porto Editora considera en un comunicado que “no existe censura” porque el poema de Pessoa está disponible en su totalidad en la versión del libro destinada a los profesores, en la que indican al docente cuáles son los versos omitidos. La editorial justifica su decisión –curiosamente, niega la censura pero reconoce que omite versos en el manual para los alumnos– por “una preocupación didáctico-pedagógica”, para que los profesores decidan cómo abordar el contenido de los versos con sus alumnos.
Pessoa suele ser noticia por los papeles que dejó en sobres o envoltorios debidamente etiquetados; un orden que se fue perdiendo porque fue manipulado y alterado por investigadores y editores. En 1969 se empezó el inventario de ese legado que arrojó una cifra alucinante: 25.426 originales que, junto con otros documentos, fueron adquiridos por el Estado de Portugal. “La visión panorámica de la obra sigue siendo, en todo caso, poco clara, todavía en pleno movimiento y encuadre nebuloso. Y dadas sus características materiales, es muy posible que no se quede nunca quieta, porque los saqueadores podemos armar los libros que queramos en base a un legado hecho de retazos, con lo que prosigue un juego heteronímico en el que incluso los menores textos encuentran su ocasión de brillar”, plantea el poeta y editor chileno Adán Méndez en el prólogo de un gran libro, Papeles personales (Ediciones Universidad Diego Portales), una antología que prefiere escapar de los célebres heterónimos, la zona más visitada, estudiada y canonizada, para sumergirse en las prosas más o menos autobiográficas, en cartas, entrevistas y algunos testimonios. Esta censura será apenas una minúscula nota al pie. La obra del “loco que sueña en grande”, como se definía el poeta portugués, continuará brillando y expandiendo el universo.