A ocho años de la aparición de su último disco, Expreso, publicado por su proyecto grupal Isla de los Estados, Flavio Etcheto regresó en octubre de 2018 a las bateas físicas y virtuales con su flamante álbum Superbrillantes, en el que vuelve a pararse detrás del micrófono en calidad de frontman. Aunque para las nuevas generaciones de público esta faceta puede resultar novedosa, la mano derecha de Gustavo Cerati en los discos Bocanada y Siempre es hoy debutó como cantante a comienzos de los 90 en el dúo electrónico Resonantes. “Fue una necesidad y me guío mucho por eso”, justifica el músico y productor, quien presentará este trabajo hoy a las 20.30 hs en La Tangente (Honduras 5317), tras hacerlo en diciembre en Mar del Plata, donde reside desde hace ocho años. “Se trató de un espacio recopilatorio de un montón de cosas que hice en el pasado. Revisé composiciones en el campo de la electrónica, el rock, la canción y la interpretación. Son ingredientes que intenté aunar y creo que lo logré bien”.
Si bien el álbum está conformado por ocho canciones en su edición en formato físico (salió en CD y vinilo), las tres últimas integran el EP Tríptico, con el que el artista de 50 años se animó en 2017 a rescatar su rol como cantante. “Tríptico fue una exploración”, explica Etcheto, creador asimismo de los laboratorios electrónicos Trineo, Ocio y Roken (los dos últimos junto a Cerati). “Me pareció que estaba bueno presentarlo en vivo, y fue ahí que conocí al guitarrista de la banda que me acompaña, Jupi Medvescig (el trío lo completa Pedro Moscuzza, baterista del grupo Altocamet y compañero suyo en Siempre es hoy). Debido a que el material era corto, comenzamos a tocar, y las canciones fluyeron a partir de la primera sesión”. A pesar de que el resto de los temas del repertorio datan del año pasado, Superbrillantes ofrece una estética homogénea. “No es un momento mío donde piense las cosas desde un lugar racional. Eso ha hecho que aúne los temas del EP y del disco en un mismo álbum, por lo que el principio y el final son lo mismo”.
Superbrillantes transita entre el onirismo, la espectralidad y la exquisitez. De alguna manera, suena a la Mar del Plata invernal. “Es una ciudad que me impacta positivamente porque es muy linda”, explica Etcheto, cuya carrera musical arrancó en 1987, e incluye colaboraciones con Soda Stereo y Daniel Melero. “Vivo a ocho cuadras del mar, así que está muy presente en las composiciones. La inspiración ahonda en el corazón, en el sentimiento y en la emoción. No soy nostálgico sino que quiero transmitir una vibra. En este disco pude expresar lo que siento. Estoy seguro de eso”. Aunque es considerado un bastión de la vanguardia musical argentina, especialmente de la electrónica, en esta ocasión el músico se acercó a la canción mediante un pop idiosincrásico. “En todo momento trato de destacar mi búsqueda de un sonido que represente la latitud en la que vivo. En Superbrillantes hay varios ritmos que son 6x8 o 2x4. Y eso siempre lo hice en la música electrónica y en mis canciones”.
Además de su mudanza a La Feliz y del nacimiento de su hijo menor, recuperarse del fallecimiento de Gustavo Cerati obligó al artista a tomarse con más calma su vuelta discográfica. “Tomé fuerzas para componer y hacer este nuevo disco”, revela Etcheto, que el sábado 26 de enero actuará en el festival Mardel Pop, en Mar del Plata. “Tal vez el espacio de espera valió la pena porque estoy muy conforme y contento con este material”. Sin embargo, más allá de que consiguió redondear su veta compositiva, y soportarla como solista, el músico y productor no pretende despegarse de la obra que elucubró junto a su amigo y colega. “Estoy entrelazado con Gustavo y me enorgullece que así sea. No es que piense colgarme de él sino que es algo natural, porque mi participación y mi aporte a su música sucedió, es real y me pertenece de igual forma. Durante varios años, cada vez que escuchaba su música me producía una gran congoja que él no esté, pero a partir del tercer o cuarto año, volví a escucharla con alegría. Maduré mucho con su desaparición”.