Desde Roma
En pocos minutos ocupó la primera plana de los diarios italianos, de las agencias y otras fuentes informativas en Internet. El hecho de que Silvio Berlusconi, a la edad de 82 años, hubiera decidido candidatearse en las próximas elecciones europeas del 26 de mayo, tal como él mismo lo anunció ayer, fue una sorpresa para muchos. Otros, sin embargo, aseguran que en el centro derecha y particularmente en Forza Italia (FI), uno de los partidos más importantes de esa coalición y fundado por el propio Berlusconi, se venía hablando de esto desde hace tiempo. Especialmente desde la avanzada en las elecciones de marzo pasado y en las encuestas de opinión, de la ultraderechista Liga de Matteo Salvini, actual ministro del Interior y viceprimer ministro de Italia, que fue aliado de FI en esas elecciones.
“Lo hago por responsabilidad. A la bella edad que tengo, he decidido candidatearme por responsabilidad, porque a Europa le falta un pensamiento profundo sobre el futuro del mundo”, declaró en la isla de Cerdeña, donde participó de la campaña electoral de los candidatos de Forza Italia en las elecciones regionales de fines de enero. Y respecto a Italia agregó: “Hay necesidad de cambiar este gobierno donde una parte está representada por el Movimiento Cinco Estrellas (M5S) guiado por personas que no tienen ninguna experiencia ni competencia”.
La candidatura de Berlusconi despertó un gran entusiasmo entre sus correligionarios, que habían visto bajar a pique sus esperanzas como líderes del centroderecha, con la avanzada de la Liga. “Le debemos agradecer porque con generosidad se ha puesto de nuevo en juego no sólo como líder, sobre lo cual nunca hubo dudas, sino también como candidato y jefe de la lista electoral de FI”, comentó en una nota el senador de Forza Italia, Maurizio Gasparri.
La idea, según algunos analistas, sería poner en crisis la alianza que actualmente gobierna Italia, integrada por el inexperto M5S –que se declara “ni de izquierda ni de derecha”– liderado por Luigi Di Maio, ministro del Trabajo y viceprimer ministro, y Salvini, el otro viceprimer ministro.
Desde que Salvini –aliado de Forza Italia en las elecciones de marzo pasado– está en el gobierno, y gracias a todas sus políticas anti inmigrantes y su dura posición contra Europa en este sentido, la Liga ha ganado un gran consenso en el centro derecha y según algunas encuestas, hoy, sus posibles votantes habrían aumentado considerablemente.
Según los asesores de Berlusconi, quien fue primer ministro italiano tres veces (1994-1995, 2001-2006, 2008-2011) además de ministro de Exteriores, Berlusconi está preparando un programa para las elecciones europeas que apuntará principalmente a la economía. “Con mis conocimientos, mi experiencia y mi capacidad para convencer a la gente, pienso poder desempeñar un rol importante y convencer a los ciudadanos europeos a fin de que entiendan que estamos arriesgando alejarnos de los valores occidentales” y ser “dominados por un imperio chino que tiene ideas y valores opuestos a los nuestros”, declaró Berlusconi a la RAI (Radio y Televisión Italiana), apuntando su dedo contra la que se perfila que será en pocos años la primera economía mundial. En Italia la idea es demostrar, entre otras cosas, que el actual gobierno no ha hecho nada importante sobre todo a nivel de infraestructuras y de impuestos, dos temas claves según ellos para electores que provienen de los sectores medio-altos de la sociedad italiana.
Berlusconi puede ser candidato ahora gracias a una decisión de la Justicia, de mayo del año pasado, cuando el Tribunal de Vigilancia de Milán le concedió la rehabilitación luego de que cinco años atrás fue condenado por fraude fiscal y se le prohibió el acceso a todo cargo público. La condena por fraude fiscal, en 2013, fue debida al caso Mediaset, una empresa de medios de comunicación fundada por Berlusconi, donde se verificaron operaciones fraudulentas contra el fisco. En principio fue condenado a cuatro años de cárcel, después reducidos a uno en el que tuvo obligación de asistir algunas horas semanales a ancianos en una residencia.
Pero pese a que varios juicios por corrupción que tenía abiertos cayeron en prescripción, o fue absuelto o gozó de una amnistía, Berlusconi todavía tiene abiertos otros procesos, entre ellos algunos referidos al manejo de “señoritas de compañía” o prostitutas en fiestas o eventos.
Las primeras cuestiones judiciales contra Berlusconi comenzaron en 1994, cuando él era presidente del gobierno, y recibió en una conferencia internacional sobre el crimen que se estaba realizando en Nápoles, su primer aviso oficial de que estaba bajo investigación.